Elogio de la democracia
La libertad es como el aire: no lo apreciamos
hasta que nos falta. Por eso los pueblos que
han padecido la falta de libertad la protegen
tanto. Hay muchas formas de libertad, todas
valiosas e imprescindibles. Vale la pena recor-
darlas: libertad de moverse a donde uno quie-
re, libertad de trabajar en lo que a uno le gusta,
libertad de creer (o no creer) en la religión que
a uno lo convenza o lo conmueva, libertad de
pensar y de expresar nuestras ideas. Hay paí
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ses en donde esas libertades no se respetan.
El nuestro ha sido, en general, un país respe-
tuoso de las libertades.
En una democracia las personas viven con
plena libertad. Una de esas libertades fun-
damentales consiste en elegir a los gober-
nantes. ¿Quién es el mejor? ¿A quién me
gustaría elegir? Es natural que las opiniones
difieran, y por eso existen las elecciones. En
una democracia gana quien tiene más vo-
tos. Esa victoria le da derecho a gobernar
por un periodo limitado, pero no le da de-
recho de aplastar o acallar a la minoría. En
una democracia las minorías y las mayorías
conviven y debaten sobre sus opiniones con
el mayor respeto y tolerancia.
La tolerancia es una palabra muy hermo-
sa. Tolerar las opiniones de quien no piensa
como nosotros es un valor de la democracia.
Quien no piensa como yo tiene libertad de
defender sus ideas. Yo tengo el deber de es-
cucharlo. Y él tiene el deber de escucharme.
Tolerar es escuchar, y considerar al menos
la posibilidad de que uno pueda cambiar de
opinión. La intolerancia entre los hombres
ha desembocado con frecuencia en la gue-
rra. Quienes no toleran las opiniones de los
otros, terminan por no tolerar la existencia
de los otros.
México sólo ha vivido como una demo-
cracia en periodos muy breves: de 1867 a
1876 (en la época del presidente Juárez),
entre 1911 y 1913 (en el tiempo del presi
-
dente Madero) y desde el año 1997, cuando
empezó a haber elecciones limpias gracias
a la existencia del Instituto Federal Electo-
ral (
IFE
)
. ¿Por qué se perdió la democracia en
aquellos dos periodos previos al presente? Por
falta de tolerancia entre los partidos y las per-
sonas, que en vez de debatir sobre sus distin-
tas ideas prefirieron matarse por ellas. En esta
tercera oportunidad histórica, no debemos
permitir que nuestra democracia muera.
Debemos defender con vigor y con razones
claras nuestras ideas, pero debemos ser tole-
rantes con las opiniones de los demás, y no
verlos como enemigos.
México ha sido un país de libertad, pero en
muchos momentos de su historia no ha sido
tolerante ni demócrata. Ahora tenemos que
grabar esas tres palabras en nuestra mente
y en nuestro corazón: libertad, democracia y
tolerancia. Las tres palabras deben normar
nuestra conducta, día tras día. Son las con-
diciones de la vida civilizada. La libertad es
como el aire, la tolerancia es el respeto al próji-
mo y la democracia es el mejor acuerdo para
vivir en sociedad.
Enrique Krauze
El Colegio Nacional
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