Practicas el proceso comunicativo
B
loque
I
Ruido semántico
f. Retroalimentación:
respuestas que se emiten durante o al
¿
nal del proceso
de comunicación e indican si el mensaje ha sido entendido o interpretado de la
manera en la que deseaba el emisor. Gracias a ésta, queda de mani
¿
esto que
el emisor cumplió correctamente su función y el receptor decodi
¿
có de manera
adecuada la información.
g. Código:
lenguaje que empleamos para comunicarnos. En la medida en que
nosotros codi
¿
quemos (creemos un código) y decodi
¿
quemos (interpretemos o
comprendamos el código enviado) se dará de forma positiva la retroalimentación.
Nuestra vida sin palabras probablemente te lleve a imaginar los movimientos de
hombres y mujeres que van y vienen realizando alguna tarea, haciendo gestos,
indicando objetos, señalando lugares o emitiendo sonidos, como en las escenas
de películas mudas. Sin palabras estaríamos vivos, pero nuestra vida sería muy
diferente. Le faltaría lo que nos distingue de todas las criaturas: la posibilidad de
expresar con exactitud lo que somos y queremos, de formular pensamientos,
comunicar ideas, inventar historias, componer poemas, entablar diálogos.
En efecto, desde que nacemos –y aun antes de que esto suceda– nuestra existencia
es un continuo intercambio de mensajes, primero inconscientes, más tarde
razonados, que pretenden establecer comunicación con el mundo que nos rodea.
En épocas primitivas, antes de que el hombre poseyera un instrumento preciso y
adecuado para comunicarse, el proceso de comunicación –como ocurre con
los
bebés– debió haberse dado mediante el empleo de los escasos recursos a su
disposición: llanto, gritos, gestos, movimientos corporales, etc.
Como puede suponerse, los mensajes transmitidos mediante este sistema tan
limitado no podían ser muy complejos ni siempre se interpretaban adecuadamente.
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