Clasi
À
cas los textos personales
Para iniciar, re
Á
exiona
Lee con atención el siguiente texto y contesta las preguntas que se plantean a
continuación.
Ayer no fue un día como cualquiera. Desde hace varios días, venía pensando que siempre sigo
la misma ruta para ir a la escuela. Quizás era momento de cambiar de ruta, aunque el objetivo
fuera el mismo.
Me levanté decidido a alcanzar mi objetivo. Como no sabía qué camino debía seguir, me levanté
un poco antes de lo habitual, para así tener tiempo de disfrutar mi nueva ruta o incluso para
perderme, si se llegaba a dar el caso.
Mamá ya tenía listo mi desayuno y lo que debía llevar para comer durante el primer descanso.
Tomé todo y lo guardé en mi mochila. Justo cuando iba a abrir la puerta de la casa, recordé que
no me había puesto gel en el cabello. Si iba así al colegio, el profesor Misael iba a regañarme
como lo hacía siempre que no me veía bien peinado. Regresé a mi habitación, tomé mi peine y
lo pasé por mi enredado cabello.
Me dispuse a salir de mi habitación cuando mamá me dijo que mi camisa estaba muy arrugada;
no me dejaría salir así a la calle, aunque fuera lo útimo que hiciera en su vida. Me gritó que
me quitara esa ropa y que fuera a arreglarme. Tuve que regresar a mi habitación. Mientras
planchaba mi camisa blanca, recordé que no tenía muy clara la ruta que iba a seguir. Conocí bien
mi comunidad, pero no sabía qué otro camino debía tomar para ir al colegio. Repentinamente,
llegó a mi nariz un olor extraño, que me hizo volver a mi realidad sólo para darme cuenta de que
la camisa que tanto me gustaba, tenía marcada en el pecho, la
¿
gura de la plancha de mamá.
Busqué entre mi ropa y no tenía otra camisa que ponerme, así que tuve que ir por mi suéter y
ponérmelo para que mamá no notara el pequeño percance.
Volví a tomar mi mochila y justo cuando la alcancé, me di cuenta de que traía mal puestos los
calcetines y los zapatos estaban muy sucios. Tuve que correr para buscar un trapo y cambiarme
los calcetines. Si papá me veía salir así, seguramente me habría castigado durante lo que resta
del año.
Treinta minutos más tarde de lo habitual salí de casa, tuve que correr a toda prisa puesto que
estaba cayendo una pequeña briza y no había llevado paraguas. Un chico que iba en bicicleta
pasó junto a mí, aventándome todo el lodo que pudo. Mi suéter, mi pantalón y mis zapatos,
estaban manchados. Tomé el otro camino que deseaba y tardé 10 minutos extra en llegar a
mi primera clase. La primera persona a quien vi parada junto a la puerta fue al profesor Misael
quien me veía con ojos de desaprobación.
Al posarme junto a él, me regañó tremendamente, pues no sólo había llegado tarde, sino que
iba sucio y despeinado. Me castigó y me hizo volver a casa con tarea extra, un reporte y una
reprimenda que jamás olvidaré.
Al llegar a casa, mamá me hizo ver que para comenzar un nuevo camino, es necesario planear,
prever y tomar nuestro tiempo. Al menos hoy sé que el camino que sigo para llegar a la escuela
es el mejor y que si quiero cambiar alguna vez de ruta, tendré que planear todo con tiempo.
Fuente: Yépez, 2014.
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