Reconoces y demuestras las diferencias entre la fábula y la epopeya
ya había hecho tantas maravillas con sus manos,
de los cuales uno puede cantar y decir siempre de nuevo;
mucho tendríamos que callar de él en los días de hoy.
En sus tiempos mejores en sus días de juventud,
muchas maravillas se podían narrar de Siegfried,
¡Qué honores orecieron en él y qué bello era su aspecto!
Por eso, con amor, pensaban en él muchas mujeres bellas.
Lo educaron con gran esmero como era conveniente para él;
cuánta disciplina y virtud nacieron de su propia alma.
De esto se adornaba el país de su padre,
que para todas las cosas, lo encontraron tan espléndido.
Ahora estaba tan crecido para cabalgar también a la corte,
le gusta verlo a la gente. Muchas mujeres y muchachas bellas
hubieran querido que él fuese siempre allá.
Muchas lo querían, y de esto se dio cuenta el espada.
Raras veces permitieron, que cabalgara el niño sin guardián.
Con preciosos vestidos lo adornaba su madre Sieglind;
también cuidaron de él los sabios conocedores del honor:
por eso podía ganarse tanto a la gente como al país.
Ahora tenía sufcientes Fuerzas para cargar armas:
lo que necesitaba para esto de ellos le dieron bastante.
Ya pensaba en pretender a muchas bellas niñas;
y a ellas hubiera gustado amar al hermoso Siegfried, con honor.
Entonces su padre Siegmund avisó a sus
vasallos
que con buenos amigos quería celebrar un banquete en la corte.
Y llevaban las nuevas al país de otros reyes,
a los del país y a los visitantes regaló caballos y vestidos.
A quién encontraban que según la tradición de sus padres
debía hacerse caballero, a los nobles escuderos jóvenes
los invitaban al país para la gran festa,
donde les
ciñeron
la espada al mismo tiempo que a Siegfried.
Se podrían narrar maravillas de este banquete en la corte.
Siegmund y Sieglind ganaron en este día
muchos honores por los regalos que dieron con su propia mano:
por eso se vio a muchos extranjeros, cabalgando hacia su país.
Cuatrocientos jóvenes espadas debían ser vestidos
junto con el joven rey. Muchas muchachas bellas
se vieron ocupadísimas en la obra: a él querían todas,
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