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Reconoces y demuestras las diferencias entre el mito y la leyenda
El rey, intrigado por esta situación, también pidió consejo al dios Apolo, quien le
recomendó que la llevara a la cumbre de una montaña para que un dios la
desposara
.
Como no era bueno contrariar a los dioses, a pesar del dolor por tener que separarse
de su hija, los padres cumplieron con su mandato.
Cuando Psique se quedó sola, lloró desconsoladamente
hasta quedarse dormida.
Cuando despertó, se encontró
recostada sobre una alfombra de hierba fresca, en el
jardín de un magnífco palacio,
escuchando una voz que
le decía que ese palacio era suyo y que podía disponer
de todo lo que había.
Sin saberlo se había convertido en la amada esposa de
Cupido, quien sólo la visitaría por las noches, para que
Psique jamás pudiera ver su rostro, porque deseaba ser
querido como un hombre y no como un dios.
Si alguna vez su curiosidad la vencía, ambos se
separarían para siempre, porque donde hay amor no
debe existir la desconfanza.
Pero como Psique se aburría durante el día, quiso que
vinieran sus hermanas a visitarla, deseo que su esposo
le concedió, aun sospechando que no sería una feliz
decisión.
Al ver la felicidad y la
opulencia
en que vivía Psique se apoderó de ellas la envidia
y decidieron
urdir
un plan para arruinarle la vida.
Apelando al hecho que Psique nunca había visto a su marido, sus hermanas le
llenaron la cabeza de dudas y
recelos
, forzándola a descubrir su rostro mientras
dormía y a llevar un cuchillo por las dudas.
Fue así como una noche Psique se atrevió a iluminar su
semblante
con una lámpara,
quedando maravillada por la gracia y belleza de Cupido, que al ver la luz se despertó,
decidiendo marcharse, por no haberse respetado su condición.
En su desesperación, Psique pidió ayuda a los dioses, quienes le dijeron que tendría
que pedirle perdón a Venus, la madre de Cupido, a quien sin saberlo había ofendido.
Venus la despreció, sin embargo le dio una oportunidad; tendría que pasar tres duras
pruebas, que eran más que imposibles de realizar, pero que Psique logró cumplir con
la ayuda de la naturaleza, que la quiso ayudar.
Venus la acusó de hechicera; y deseando vencerla, la sometió a una última prueba
aún más difícil. Debería bajar al
Averno
y llenar un cofre con una parte de la belleza de
Proserpina, deidad de vida, muerte y resurrección y base de un mito de la primavera.
Sabiendo que eso era más que imposible, Psique decidió suicidarse arrojándose
desde lo alto de una torre. Pero antes de caer al vacío escuchó una voz que le
El rapto de Psique,
de William-Adolphe
Bouguereau, 1895.
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