–¡Hola!, ¿conque cantabas
cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
Baila, pese a tu cuerpo.
La cigarra y la hormiga
Jean de la Fontaine
Cantó la cigarra durante todo el verano,
retozó y descansó, y se ufanó de su arte,
y al llegar el invierno se encontró sin
nada: ni una mosca, ni un gusano.
Fue entonces a llorar su hambre a
la hormiga vecina, pidiéndole que le
prestara de su grano hasta la llegada de
la próxima estación.
–Te pagaré la deuda con sus intereses;
–le dijo, – antes de la cosecha, te doy mi
palabra.
Mas la hormiga no es nada generosa, y
éste es su menor defecto. Y le preguntó
a la cigarra:
–¿Qué hacías tú cuando el tiempo era
cálido y bello?
–Cantaba noche y día libremente –
respondió la despreocupada cigarra.
–¿Conque cantabas? ¡Me gusta tu
frescura! Pues entonces ponte ahora a
bailar, amiga mía.
No pases tu tiempo dedicado sólo al
placer. Trabaja, y guarda de tu cosecha
para los momentos de escasez.
Situación inicial
Planteamiento del problema
Solución al problema
Moraleja
Moraleja
358
B
loque
III
Reconoces y demuestras las diferencias entre la
fábula y la epopeya