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Anuncio del almacén El Palacio de Hierro, 1905.
La moda
Con la última creación
De la moda caprichosa
Nuestra grave situación
Cada día es más apremiosa
Pues nos pone fea la cosa
Esa falda pantalÓn
Que a la mujer volverá
Déspota, esquiva, orgullosa
Si se quiere hasta imperiosa
MÁs que un hombre… ¡ja, ja, ja!
Mientras ellas presurosas
En el Banco, en el Express
Con su pantal±n, fachosas
HablÁndonos en inglés
IrÁn contestando “yes”
Muy serias y pretenciosas
²¡Achits! La mera verd³…”
Inspirando entre otras cosas
Gran respeto las gravosas
Empleaditas… ¡ja, ja, ja!
Y tambiÉn el autom´vil
Guiar³ con intrepidez,
Dejando al transeÚnte inm´vil
La ²chofera” del inglÉs
Y est³ seguro su cliente
Que poco tiempo estar³
Esper³ndola impaciente
Pues pronto no lo ver³
Parado, pues, dirigente
Ir³ el auto… ¡ja, ja, ja!
Impreso en Casa Antonio Vanegas Arroyo, México, 1912.
La quincallerÍa es la especialidad de los alema-
nes: ocupa junto con las tiendas de cristalerÍa
y vidrierÍa, las calles de la Palma y del Refugio.
Los sombreros franceses y alemanes se en-
cuentran en el Portal de las Flores y el Portal
de Mercaderes. Los modistas y los sastres,
franceses casi todos, han escogido las calles de
San Francisco, la Profesa y EspÍritu Santo; los
americanos tienen media docena de bancos y
una veintena de tiendas de venta al por menor.
Augusto Génin, “Apuntes de México”, México, Imprenta
Lacaud, 1908-1910.
Los grandes establecimientos
Algunos de los establecimientos franceses
de MÉxico, como El Palacio de Hierro, El
Puerto de Veracruz, La Ciudad de Londres,
El Puerto de Liverpool, La Francia MarÍtima,
y muchos otros.
Augusto Génin, “Apuntes de México”, México, Imprenta
Lacaud, 1908-1910.
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