Con frecuencia los seres humanos hemos asociado estas direcciones con algún ideal o sueño.
Si desearas la libertad ¿qué dirección tomarías? Si pensaras en el amor, ¿a dónde te dirigirías?
¿cómo ‘traducirías’ en movimiento las expresiones “al este del sol” o “al oeste de la luna”?
Piensa en alguna motivación que te haga tomar una dirección específica: el sol nace por el
oriente y se oculta por el poniente; los pioneros norteamericanos viajaron rumbo al oeste en
busca de un mejor nivel de vida. Escribe o dibuja la motivación que pensaste.
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Reúnete con alguno de tus compañeros, compartan los escritos y dibujos. Elijan alguna de las
motivaciones y exploren las direcciones a partir de ella.
Ahora incluyan en su exploración las diagonales: diagonal derecha adelante, diagonal izquierda
delante, diagonal derecha atrás y diagonal izquierda atrás. ¿Qué movimientos cotidianos
realizan en estas direcciones? Por ejemplo, cuando alguien levanta el brazo para pedir un taxi,
generalmente lo hace en diagonal. Describan alguna otra situación en la que se muevan
utilizando las direcciones diagonales.
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¿Han pensado en las sensaciones que produce mover alguna parte del cuerpo hacia una
diagonal? Dirijan su cabeza hacia la diagonal derecha adelante, repitan el movimiento a la
diagonal izquierda atrás; háganlo una vez más utilizando las direcciones contrarias y luego
comenzando en las diagonales atrás. Muevan el brazo izquierdo hacia la diagonal izquierda
adelante, a la vez que levantan la pierna derecha hacia la diagonal derecha atrás. Repitan el
movimiento hacia el lado contrario: el brazo derecho hacia la diagonal derecha delante y la
pierna izquierda a la diagonal izquierda atrás. Cambien la dirección del brazo hacia atrás y la de
la pierna hacia delante. Busquen diferentes posibilidades de explorar las diagonales con sus
extremidades. Recuerden que el frente no se cambia y las caderas siempre se dirigen al punto
señalado como frente.
Otras direcciones muy significativas son arriba y abajo. Los humanos hemos dado a estas
direcciones connotaciones religiosas o emocionales. En algunas religiones se piensa que el
cielo es un lugar arriba de nosotros, al cual se llega por el “buen” comportamiento y el infierno
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