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En el arte, el cuerpo humano ha sido uno de los temas
principales debido a su belleza, perfección y exactitud.
Ante él los artistas han sentido la necesidad de
transmitir lo que les provoca, siendo también un motivo
constante entre sus composiciones; está presente en
toda la diversidad de estilos artísticos, culturas y
medios.
En el arte antiguo era común que la representación del
cuerpo humano fuera
sintética
y desproporcionada.
Por ejemplo, en los primeros periodos de la cultura
tolteca las figuras humanas se plasmaban con la
cabeza más grande en relación con el cuerpo, en
proporción de dos a uno o de uno a uno (o sea, la
cabeza medía la tercera parte o incluso la mitad de todo el cuerpo).
La desproporción de la cabeza o las extremidades, aumentando o disminuyendo su tamaño, es una
deformación común, también el ensanchamiento o alargamiento de partes del cuerpo y la exageración u
omisión
de
algunos
rasgos.
Otra
deformación
común
en
las
creaciones
artísticas
es
que
la
representación humana se mezcle y fusione con la de animales o cosas.
Por lo general las representaciones de la figura humana
tienen
un
carácter
simbólico,
es
decir,
que
están
cargadas de un doble significado. Por tanto, las partes
del cuerpo que son modificadas plasman cualidades,
valores o ideas. Muchas veces son representaciones de
deidades, es decir, dioses o diosas que regían distintos
elementos de la naturaleza o ciclos anuales.
La cultura griega se caracterizó por la búsqueda de
la belleza ideal. Para los griegos la belleza estaba en la
perfección, la proporción y la armonía. Protágoras, un
filósofo griego, mencionaba que el hombre era la medida
ideal de todas las cosas y una de sus máximas fue “Mente sana en cuerpo sano”. Por eso, el ideal de
belleza tanto masculino como femenino consistía en cuerpos muy fuertes y atléticos, y su forma
de representación era muy realista. Griegos y romanos produjeron un sinfín de representaciones de
cuerpos desnudos, fuertes y sanos.
Siguiendo el ideal artístico de la Grecia clásica, en el Renacimiento el estudio de la
anatomía
y el arte
comenzaron a estar estrechamente ligados. Médicos y artistas realizaban disecciones para comprender
el funcionamiento y la estructura del cuerpo humano, con la idea de que no se puede llegar a un alto
grado de realismo si no se comprende la estructura
anatómica
del
cuerpo.
Si
se
dibuja
a
un
modelo
desnudo buscando la perfección anatómica, se debe
saber qué músculos y qué huesos sostienen las formas
que se reproducen.
Desde la modernidad, las formas de representación se
han
diversificado
y,
con
ellas,
las
maneras
de
representar al cuerpo humano. La figura humana está
presente en el arte de distintas épocas y se ha
representado de todas las formas posibles: unas más
realistas que otras, algunas tan sintéticas
que casi
llegan
a
la
abstracción
,
a
veces
deformándola,
caricaturizándola o idealizándola.