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I
FORMACIÓN CÍVICA Y ÉTICA
101
10.
Lean con detenimiento el siguiente fragmento de una nota periodística:
Respondan las siguientes preguntas:
El “infierno” de Juana Duarte comenzó tres me-
ses después de su boda, en febrero de 2000. No lo
olvida, porque fue el día en que informó a su espo-
so, Pedro Velarde, que llevaba varias semanas sin
tener menstruación y que todo indicaba que estaba
embarazada.
‘Me empezó a reclamar a gritos que por qué no
me había cuidado, que él no estaba listo para ser pa-
dre, y que tenía otros planes en su vida. Cuando le
respondí que yo lo amaba, me empezó a agarrar a
jalones, empujones, puñetazos y patadas hasta sa-
carme la sangre y romperme un diente. Yo estaba
muy asustada’, narra la joven de 23 años.
Ella no durmió esa noche. Pasó las horas curan-
do sus heridas físicas. Él se fue a emborrachar con
sus amigos, indignado por la mala noticia. Intoxica-
do y bañado en lágrimas, al día siguiente regresó a
casa y le pidió disculpas. ‘Como yo estaba muy ena-
morada, me pareció sincero y lo perdoné. Lloré
también con él’, recuerda.
Ahora Juana reflexiona que nunca debió perdo-
narlo y quedarse con él. De ahí para adelante no le
faltaban pretextos para golpearla: ‘Si la comida esta-
ba desabrida, si la ropa estaba mal planchada, si mi
mamá me llamaba por teléfono, si iba sola a la tien-
da, si no me hallaba despierta cuando llegaba de
madrugada’.
¿Cuánto tiempo vivió Juana con Pedro?
¿Por qué razones Juana continuaba viviendo con su esposo? Subrayen las razones
que ella da y anótenlas en su cuaderno.
Si se encontraran en una situación parecida a la de Juana, ¿qué harían? Escojan
entre las opciones las que consideren más importantes:
(
)
Evitar que mis familiares se enteren, pues sufrirían mucho y se enojarían con
Pedro.
(
)
No perder las esperanzas de que Pedro cambie con el tiempo.
Con la mirada perdida, recuerda que en esa difícil
etapa se deprimía mucho. ‘Quería morirme porque
no entendía cómo el hombre trabajador y cariñoso
que había sido mi novio ahora me trataba así. Se me
iba el sueño y casi no comía. Después de una golpi-
za, a los siete meses se me adelantó el parto. Me salvé
de puro milagro porque tuve muchas complicacio-
nes en el centro médico al que me llevaron de emer-
gencia. A mi hijo le puse Manuel, como mi padre.
Pedro se emborrachó, y no fue a vernos a la clínica’.
Cuando ambos fueron dados de alta, ella regresó
con su esposo. Cuenta que ‘tenía la esperanza de
que, con la presencia del niño, Pedro corrigiera su
manera de ser. Le decía que Manuelito se parecía
mucho a él, pero era peor’.
No olvida que por esos días, cuando el bebé te-
nía apenas cinco meses, ‘tuvimos una discusión, me
golpeó hasta que se cansó y al niño le gritó. Llamé a
mis hermanos y fueron por mí. Desde entonces vivo
aquí, en la casa de mi mamá’.
Francisco Robles. “Alarmante violencia intrafamiliar en México”,
en
Diario La Opinión
, nov. 9 de 2003.
(recuperado el 29 de noviembre de 2006).
Alarmante violencia intrafamiliar en México