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Libro para el maestro
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SECUENCIA 1
Pese a los peligros e incertidumbres, ambas posibilidades permitirían abrir una nueva
ruta para el comercio directo con Asia.
Reflexionen y respondan: ¿qué creen que necesitaban los europeos para intentar al-
guna de estas rutas?
Lean el siguiente texto junto con las imágenes que lo acompañan.
La tecnología: un apoyo indispensable
La necesidad de encontrar nuevas rutas para comerciar con Asia a través del Océano
Atlántico, contribuyó al desarrollo de la navegación. El reino de Portugal fue el impul-
sor de los avances científicos y tecnológicos de esta área gracias a que estableció una
escuela de navegación a principios del siglo XV en la ciudad de Sagres. En esta escuela
se concentraron los conocimientos cartográficos y tecnológicos del siglo XV y a partir
de estudios y exploraciones sucesivas, se lograron mejoras en los barcos, en la cartogra-
fía y en el uso de los instrumentos para la navegación. Poco a poco, los marineros
portugueses y extranjeros que acudieron a esta escuela, aprendieron que en barcos
adecuados, con la ayuda de instrumentos y mapas más precisos, podían navegar el
temido Mar Tenebroso alejándose de las costas y regresando al punto de partida.
Sabías que…
El Océano Atlántico fue objeto de diversas leyendas desde la Edad
Antigua. Entre los nombres que recibió antes de ser explorado por
los europeos, se encuentran: Mar Verde, Mar Tenebroso, Mar de las
Tinieblas, Mar Circundante e incluso Mar Tenebroso Circundante,
probablemente por los bancos de niebla y las tempestades que
abundan en él y que causaban temor a los navegantes. Además, en
la parte noroccidental de este océano, se encuentra un extraño mar
habitado por algas denominadas sargazos, el cual frenó a los portu-
gueses quienes no se atrevieron a cruzarlo. El nombre con el que hoy
se le conoce, proviene de las voces griegas
Okéanus
y
Atlántikos
,
las cuales fueron recuperadas durante el siglo XV.
Paolo dal Pozzo Toscanelli
, científico prestigiado del Renacimiento italiano, trazó
en 1474 esta carta náutica donde mostraba la cercanía entre la península ibérica, la
punta de Europa, y China, la punta de Asia. Esta cercanía se basaba en la creencia de
que la Tierra era redonda y de que era posible viajar hacia el Oeste y atravesar el
Océano Atlántico para llegar a Asia. Como puedes observar, la proporción de los
continentes no es exacta, pues en este periodo los cartógrafos como Toscanelli sólo
contaban con relatos de viajeros y con algunos instrumentos para elaborar sus repre-
sentaciones del mundo conocido. Esta carta náutica fue la que utilizó Critóbal Colón al
realizar su viaje en 1492.
De acuerdo con este mapa, la Tierra no era plana y la distancia entre la punta Oeste
de Europa y el Este de Asia era un tramo del Océano Atlántico que podría recorrerse,
pero esto sólo era una suposición. Ningún europeo había intentado atravesar este
Océano y existían muchas leyendas sobre lo que había en él: desde monstruos hasta el
fin del mundo.
Aunque no existe una respuesta correcta, es
probable que sus alumnos mencionen:
Información, mapas, transportes adecuados,
instrumentos de navegación, dinero para las
embarcaciones y para alimentos, hombres
dispuestos a realizar el viaje, pero sobre todo:
creer que era posible navegar este Océano.