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Para reflexionar
La participación de las familias en la escuela
La educación escolar es una tarea que los maestros realizan por delegación de los padres y madres de
nuestros alumnos. Al poner a sus hijos bajo nuestra tutela, las familias expresan un acto de confianza ya
que nos hacen entrega de un ser muy querido, con la esperanza de que le ayudemos a desarrollar unas
capacidades que ellos, por falta de preparación o de tiempo, no son capaces de proporcionarle [
]
Los maestros compartimos con las familias de nuestros alumnos el compromiso de educarles y este
hecho reclama el
ineludible
conocimiento mutuo y la complementariedad de nuestras actuaciones.
La colaboración es aún más necesaria, si cabe, cuando las evidencias nos indican que cada vez está
menos clara la frontera entre lo que “debe enseñarse y aprenderse” dentro de la escuela o fuera de
ella
[
] debido a los requerimientos, también en evolución y muda constantes, que la sociedad
plantea a la escuela.
Las familias, pues, tienen el derecho a interesarse por el proceso educativo que siguen sus hijos en
nuestras escuelas y a participar en él. Es más, en los sistemas escolares democráticos, la
intervención de los agentes sociales en la educación escolar y, en concreto, de las familias, además
de un derecho se considera también un deber [
] Pueden, efectivamente, participar en el proceso
educativo de sus hijos de maneras mucho más relevantes y motivadoras. A continuación se
presentan algunas formas en que pueden participar:
La
información
es el primer grado en la escala de la participación [
] Los padres empiezan a
participar cuando reciben información frecuente y precisa sobre el progreso de sus hijos [
]
La
consulta
es otro mecanismo de participación que supone una intervención y un protagonismo
mayor al de la simple información. [
] A través de ella podremos conocer mejor las circunstancias
domésticas en las que viven nuestros alumnos: cómo trabajan en sus casas las tareas escolares;
cómo son ayudados o interferidos en ese trabajo; también qué es lo que más valoran las familias de
nuestra acción educativa y, sobre todo, qué esperan de la escuela y qué es lo que nosotros
esperamos de aquéllas.
Constituir comisiones o grupos de trabajo de composición mixta: maestros junto con padres y madres,
con el fin de analizar problemas, elaborar propuestas, discutir alternativas o elaborar informes es
también una manera de involucrar a las familias. [
] En la medida que las familias puedan [
]
participar en la
gestión
de la escuela, aumentará su protagonismo y su sentimiento de pertenencia;
sentirán la escuela más suya y, seguramente, además de entenderla y valorarla mejor, serán sus
primeras defensoras. [
]
Serafín Antúnez (1999),
La participación de las familias en la escuela
, pp. 7-11.