En la cultura griega, elementos de suma importancia para la caracterización externa en la
representación de las tragedias y la comedia, eran el uso de vestuario y máscaras. Recordemos
que tanto actores como integrantes del coro se presentaban con túnicas largas (
quitón
) que
iban del cuello a los tobillos, que daban al actor un aspecto grave que favoreció la expresión de
personajes heroicos. Los trajes utilizados en las comedias eran de estilo común, excepto
cuando se trataba de figuras mitológicas o dioses.
1
Con el propósito de sobresalir del coro, el protagonista llevaba un gran tocado exagerado
(
oncos)
para equilibrar el desmesurado tamaño de su máscara, también calzaba zapatos de
suela muy gruesa como especie de plataforma (
coturnos
); atuendos que engrandecían su
imagen en el escenario.
Por su parte, la máscara de origen religioso, resolvió ciertos problemas prácticos.
Sin máscaras de diferente diseño, habría sido difícil que un actor desempeñara dos papeles.
Además, dado que la máscara se colocaba sobre la cabeza del actor, como un casco, era más
larga que su cara normal, y sus rasgos, exagerados y subrayados tanto por la forma como por
el color, podían verse con mayor facilidad a grandes distancias en teatros en los que con
frecuencia asistían hasta 15 000 espectadores. El orificio que representaba la boca abierta tal
vez actuara como una especie de megáfono. Una dificultad de la máscara […] era la inmovilidad
de su expresión. El auditorio tenía que valerse de su imaginación a medida que los versos del
diálogo indicaban un cambio en el estado de ánimo de su personaje, pero era posible que el
actor que salía del escenario llevando un semblante de felicidad regresara a él con un
continente adusto conforme a alguna calamidad que tenía fuera del escenario […] La máscara
indicaba la edad, el sexo, el estado de ánimo y hasta el rango del personaje.
2
En relación con el vestuario teatral encontramos que prácticamente pasó de no distinguirse
como tal, a sobresalir por su costo y por convertirse en elemento de distinción social, sin que
estuviera relacionado con la época que correspondía a la obra:
Lo mismo que en Londres –y como en todas partes hasta el siglo
XVIII
– el actor español llevaba
en el escenario la ropa que se usaba en su época. La única excepción era cuando representaba
algún mahometano en un drama histórico, aun cuando el vestuario podía ser una mala
falsificación […] El vestuario se fue haciendo más costoso a medida que transcurrió “el siglo de
oro”. En 1636 un actor pagó 3 600 ducados por una capa bordada.
3
En 1577 un clérigo atacó el vestuario “suntuoso y magnífico “que se usaba en el escenario, y un
visitante suizo escribió en 1599 que los actores iban “vestidos muy elegante y bellamente” y un
italiano –que tendría que haber mostrado una actitud muy crítica – comentó los “suntuosos
vestidos de los actores” [.
..] La mayor parte de los vestidos debieron ser del tipo utilizado en la
Corte o en la vida privada, pero hacían intentos por imitar los vestuarios de los extranjeros o de
las clases […] Un visitante del continente informa que “cuando algún caballero distinguido
moría, casi todas sus mejores ropas eran obsequiadas a sus sirvientes, pero como no resultaría
adecuado para que éstos las usaran, las vendían por poco dinero a los actores”.
4
1
K. Macgowan,
Las edades de oro del teatro
, México,
FCE
, 2004., p. 27
2
Ibid
., p. 26.
3
Ibid
., pp. 11-12.
4
Ibid
., pp. 174 y 175.
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