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El caracol
Purpura pansa
se utiliza para teñir de morado
Los musgos y líquenes
también se usan para teñir
fibras.
De insectos: se conocen algunos que producen pigmentos
útiles, como la grana cochinilla (ácido carmínico), el kermés
(ácido kermésico), los insectos que producen las agallas en
los robles y otros árboles, avispas y mariposas (pterinas).
Existe otro tipo de colorantes que se obtienen de los minerales
presentes en tierra y piedras, como los óxidos de fierro y de cobre,
que sólo son solubles en ácidos.
Entre los tintes obtenidos de animales se deben destacar dos colores
por una característica particular, una por considerarse de mayor
calidad y otra, porque ambos se han utilizado en México, desde
tiempos prehispánicos:
1. El
carmín. Esta tintura se extrae de la grana cochinilla (
Dactylopius
coccus
), que es un parásito o plaga del nopal. Hay dos clases
principales del insecto:
a)
La que se cultiva, que es blanca o plateada y se distingue
por un fino polvo ceroso que la cubre. Puede permanecer en
la planta durante siete años.
b)
La cochinilla silvestre (
xalnocheztli
,
ixquimiliuhqui
) es mucho más pequeña y produce
una especie de algodoncillo. Tiene una gran tolerancia climática, resiste cualquier altitud y
es capaz de acabar con una planta en seis meses.
Ambas producen el tinte que da el color carmín y se extrae con el siguiente procedimiento:
Se colectan los insectos y se dejan secar.
Ya secos, se limpian quitando el polvillo que los recubre.
Se pulverizan moliéndolos en un mortero o metate.
Se maceran en agua por 24 horas.
Se hierven por 15 minutos y se filtran en un paño de algodón.
El residuo del paño se vuelve a hervir 15 minutos y se filtra junto al anterior.
Se procede a teñir las fibras.
2. El
púrpura. Este tinte se obtiene de la secreción del caracol
Purpura pansa
, que habita en las
costas del Pacífico, especialmente en Oaxaca. Se emplea para teñir algodón. Se extrae de la
siguiente manera:
Los
tintoreros
acuden a la costa durante el invierno, con sus madejas de hilo en busca de colonias
de caracoles. Normalmente éstos se ecuentran sobre las rocas a la orilla del mar.
Cuando los localizan, lavan los hilos con jabón en el agua del mar y los enjuagan.
Después desprenden un caracol de las rocas y les soplan, lo que provoca que éste expulse un
líquido incoloro que los tintoreros embarran en las madejas limpias. El líquido, al oxidarse, se
vuelve amarillo, luego verde y finalmente púrpura. Este tinte es resistente y duradero, por lo que
es innecesario utilizar algún mordiente.
El tintorero devuelve el caracol a la roca y toma otro, repitiendo el procedimiento anterior, hasta
cubrir toda la madeja. Los caracoles tardan un mes en volver a producir el líquido. Este tinte, sólo
funciona sobre algodón hilado a mano.
Es importante señalar que la calidad de este pigmento hizo que tuviera una gran demanda en todo
el mundo, por ello fue sobreexplotado por parte de empresas extranjeras; además, el desarrollo
turístico alteró el hábitat natural de este molusco. Estos hechos han puesto en peligro de extinción
a los caracoles, por lo que hoy es una especie protegida.