Tener sentido del espacio no corresponde sólo a saber estructurarlo en cuanto a
ejes, dimensiones, direcciones, orientación, distancias, planos y volúmenes, en
uno mismo y en la composición con los demás, sino también a vivirlo en su
aspecto imaginario para poder convertirlo en realidad de la creación de situaciones
o ambientes de grupo.
Realiza las siguientes actividades
Actividad 1
(inicia)
Lo que podemos hacer y
expresar con
nuestro cuerpo
Descripción
Objetivo:
•
Establecer un ambiente de
trabajo en el que sea
posible canalizar la
expresión.
Inicio (10 minutos)
•
Reconocer el espacio con la mirada
(dimensiones, colores, luz, objetos).
•
Recorrer el espacio en todos los sentidos y
direcciones e intentar ocupar toda el área
mediante diferentes desplazamientos (caminar,
trotar, saltar).
•
Buscar posibilidades de contacto con el suelo y
con las paredes a través de toda nuestra
superficie corporal (puede probarse con ojos
abiertos y cerrados).
•
Desplazarse por el área y, a una señal, ocupar
el mayor o menor espacio posible. En este
último caso, el grupo puede formar un bloque
unido que no se puede separar.
Desarrollo (25 minutos)
Por parejas:
•
Sensibilidad kinestésica
: establecer
comunicación con la mirada, con el tacto, con
gestos, con sonidos o con las manos.
•
Desplazarse alejándose lo más posible uno del
otro; sin perder la comunicación con la mirada,
y volver a acercarse.
•
Sensibilidad auditiva:
un compañero conduce
a otro, le hace escuchar diversos instrumentos
musicales (tambor, pandero, crótalo, sonajero)
y le solicita que los identifique.
•
Sensibilidad táctil:
tocar diversos objetos,
texturas y personas e identificarlos (madera,
hierro, piedra, ropa, Carmen, Francisco).
•
Sensibilidad olfativa:
identificar esencias y
aromas (oler perfumes, jabones, plantas
aromáticas: menta, tomillo, romero,
hierbabuena).
•
Sensibilidad gustativa
: identificar sabores
(probar diversos alimentos y bebidas
naturales: manzana, fresa, piñón, almendra).
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