Practica esta lección: Ir al examen
22
SECUENCIA 10
—Haciendo su trabajo, en medio de una guerra,
¿se puede llegar a sentir simpatía por alguna de las
partes en conflicto?
—La primera vez que vas, puede ser que tomés
partido. Pero eso es parte del aprendizaje de la medici-
na humanitaria. En Armenia una vez nos habían llega-
do ocho chicos heridos en el bombardeo de un cole-
gio. Ni te imaginas la impotencia de verlos y no
entender cómo podía ser que hubieran bombardeado
una escuela. En ese momento tomé partido. Cuando
de vuelta pasé por Francia, leyendo el diario
Le Monde
,
me enteré que Armenia había bombardeado Azerba-
yán, y en el ataque habían muerto treinta chicos. Re-
cién entonces pude comprender.
..
—¿Los hospitales están en la línea de fuego?
—Todo hospital es un centro de logística: allí se
pueden encontrar cables de electricidad, generadores,
petróleo, alambres, material para hacer balas… Suele
ser un botín muy preciado.
—¿En algún momento sintió miedo?
—Sí. Pánico no, pero miedo sí.
—¿Cómo se vive la guerra tan de cerca?
—Un tipo en Sarajevo me dio la mejor impresión
sobre la guerra, me dijo: “Vos estás acá; dentro de un
rato cae una bomba y no estás más, pero el tipo que
tenés a 200 metros sigue su vida normal, se va a traba-
jar, a estudiar.
..”.
—En un momento la
ONU
decidió que se fueran
del Zaire y usted se quedó.
..
—Eso fue porque la
ONU
tiene parámetros muy
lógicos y muy estrictos. Considera cinco fases opera-
tivas diferentes; la quinta es aquella en la cual en el
lugar de asistencia no queda nada, ni medicamentos,
ni los elementos más imprescindibles. En el momen-
to en que la
ONU
decidió que nos retiráramos, en los
hospitales no quedaban las tiendas, ni los postes de
las tiendas; nada. Decidieron evacuar a todo su per-
sonal. Nosotros evacuamos a los cuatro médicos que
conformaban el equipo, pero yo me quedé porque lo
creí correcto: nuestros estatutos dicen que no pode-
mos abandonar poblaciones en peligro y pensé que
podía hacer algo más.
—¿Han tenido bajas dentro de sus equipos?
—No
entre
los
médicos,
pero sí murieron dos mucha-
chos del personal local. Nos ha-
bíamos divido en dos grupos
para traer heridos al hospital y
cayó una bomba delante de
ellos. […]
—Desde que comenzó la misión a Ruanda, hace 3
años, usted no había vuelto a la Argentina. ¿Cómo en-
contró al país?
—Creo que hay temas muy problemáticos, como el
de la droga. La sociedad parece estar constantemente
con el martillo de juez en la mano, preparada a deter-
minar culpabilidades o inocencias. En la televisión se
puede ver que hay mucha gente enferma, y a esa gente
hay que ayudarla. Por ejemplo, la generación de médi-
cos anterior a la nuestra tuvo una gran batalla contra
el alcoholismo. En una primera instancia el alcohólico
fue juzgado como ahora el drogadicto, discriminado y
tapado por la familia. Esto sucedió hasta que toda una
generación médica luchó por imponer la idea de que
el alcohólico era un enfermo. Ahora también está lle-
no de gente enferma, pero esta vez por la droga, y hay
que tomar conciencia de ello para ayudarla en vez de
“escracharla” ante las cámaras de televisión. Hay que
mostrar un poco más lo que son las consecuencias del
uso de drogas y asumir la lucha. […]
Fernando Ritacco; Guillermo Durand. “Donde me necesiten. En-
trevista a Abel Pasqualini, Presidente de Médicos en Catástrofes”,
(recuperado el 15 de enero de 2008) (fragmento)
Busquen en el
diccionario las
palabras que
desconozcan y
escriban sus propias
definiciones.
BIBLIOTECA
Bosnia Herzegovina-Sarajevo
Armenia
Azerbayán
Europa y Asia.