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Libro para el Maestro
SECUENCIA 9
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Manos a la obra
Lazos que nos unen
Aun con todas las diferencias que puedan existir, hay características comunes que podemos
reconocer en todos los seres humanos, se encuentren donde se encuentren.
SESIÓN 78
Habitamos en un mismo
planeta.
Tenemos la capacidad de
tomar algunas decisiones y
ejercer nuestra libertad.
Compartimos necesidades
básicas que cubrir para vivir
plenamente.
Podemos definir valores que
rijan nuestra vida y nuestros
actos.
Sentimos hambre, sed,
sueño, frío, calor…
Podemos sentir dolor,
tenemos anhelos y
esperanzas en el futuro.
Tenemos un principio y un
fin. Somos mortales.
¿Qué compartimos
como humanos?
Aceptar que hay lazos compartidos implica reconocer que formamos parte de una gran
comunidad humana, que merecemos iguales derechos, y que podemos construir un
proyecto común de futuro.
Sin embargo, el deseo de crear sociedades respetuosas de la dignidad y los derechos de
todas las personas, no siempre se acompaña de hechos que contribuyan a ello. La libertad
que poseemos los seres humanos (y la capacidad para modificar nuestro entorno) puede
expresarse de muy distintas maneras: mediante acciones que se orienten hacia el logro
CASARSE
TENER HIJOS
TRABAJAR
SER LÍDER
OBEDECER
VAGAR
Nos perjudica la violencia,
la injusticia o la desigualdad.
En esta sesión se abordarán aquellos
aspectos que, más allá de las diferencias,
tenemos en común los seres humanos. El
tratamiento está orientado hacia el reconoci-
miento de necesidades fundamentales,
también llamadas por algunos como
“radicales”. Dichas necesidades se relacionan
estrechamente con las nociones de dignidad y
derechos humanos que se han revisado en
esta asignatura, y permiten sustentar la idea
de un proyecto compartido de humanidad,
que implique lograr su satisfacción plena para
todos.
Al respecto, Teresa Yurén señala que en estas
necesidades radicales
“está la génesis de lo
específicamente humano, dicho de otro modo,
estas necesidades constituyen la raíz de lo
humano” y son: la libertad, la conciencia, la
socialidad, la objetivación y la universalidad;
es decir, que todos los seres humanos:
“a) luchamos denodadamente y de diferentes
maneras por la
realización de la libertad
; b)
buscamos saber, conocer, explicar y
compren-
der la realidad
; c) procuramos
convivir e
interactuar con otros
de diversas maneras y
entendernos con ellos para satisfacer las
necesidades colectivas; d) nos
realizamos
como sujetos
en la medida que, mediante
nuestra actividad creativa, contribuimos a la
generación de la cultura, es decir, a la
producción de objetos servicios, instituciones,
ciencia, arte, filosofía, tecnología, costumbres,
moral, derecho, etcétera, y e)
construimos
nuestra identidad
reconociéndonos como
parte de una comunidad y del género
humano.
Si las necesidades radicales se manifiestan en
todo ser humano, entonces se trata de
necesidades genéricas, aunque éstas
adquieran formas diferentes dependiendo de
la situación concreta de los particulares, de su
espacio y tiempo, es decir de su historia y de
la forma en la que en la situación concreta ha
de ser satisfecha la necesidad”.
Teresa Yurén Camarena.
“Educación centrada en valores y dignidad
humana”. En
Pedagogía
. Tercera época,
vol. 11, numero 9. México: UPN, 1996. pp. 16-23.
Pida al grupo que observe el esquema
“¿Qué compartimos como humanos?” y
comience a contrastarlo con el que elaboró
el grupo en la clase anterior. No es
necesario que se detenga a comentarlo con
detalle, sólo indíquelo como una actividad
que conviene realizar a lo largo de la
secuencia para que, al final de ésta, vuelvan
a su esquema y realicen los ajustes que
hayan identificado como necesarios.
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