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SECUENCIA 3
Veracruz fue el único puerto novohis-
pano autorizado para descargar los pro-
ductos provenientes de Europa. A él
acudían los comerciantes de la Ciudad de
México, quienes poseían el dinero y la
plata suficiente para comprar las mercan-
cías al mayoreo, trasladarlas a la ciudad y
almacenarlas para luego venderlas a
comerciantes menores a los precios que
ellos fijaban.
Entre 1580 y 1620, Nueva España incre-
mentó sus relaciones comerciales con el
virreinato del Perú y con Filipinas, desde
donde se realizaba un importante intercam-
bio con China.
Durante estas décadas, en el puerto de
Acapulco se celebraba una feria con la
llegada del Galeón de Manila, a la que
acudían los comerciantes de Perú y de la
Ciudad de México, quienes intercambiaban
productos asiáticos por plata, metal muy
codiciado por los chinos. Los comerciantes
peruanos, además, compraban en Nueva
España mercancías europeas a un mejor
precio y algunos productos novohispanos
que escaseaban en aquel virreinato.
Generalmente en el mes
de agosto, en Veracruz se
celebraba una gran feria
comercial con la llegada
de las mercancías de las
flotas que llegaban car-
gadas a Nueva España. La
prohibición de elaborar
ciertos productos en
América como herramien-
tas, textiles finos, vino
y papel, hacía necesario
comprar los productos
europeos. En este mapa
histórico, puedes obser-
var el tráfico de naves en
el Golfo de México.
En el este de Asia existían
diversas rutas que comu-
nicaban a los centros pro-
ductores que intercam-
biaban sus mercancías
por plata. Filipinas fue la
base comercial española
donde se acumulaban los
productos que se trasla-
daban a América. Por esta
ruta llegó a Puebla la
hija de un príncipe hindú
quien se hizo famosa
por sus vestidos que
combinaban las sedas
asiáticas con el colorido
novohispano. A los trajes
que ahora se elaboran
inspirados en ella se les
llama de china poblana.
Recuerda…
Filipinas fue descubierta desde el viaje de Magallanes y Elcano
alrededor del mundo, pero fue hasta 1565 cuando los españo-
les realizaron su conquista. La Corona estableció un gobierno
que quedaría sujeto al virrey de Nueva España. El nombre de
esta posesión española hacía honor a uno de sus reyes más
poderosos: Felipe II, quien gobernó desde 1556 hasta 1598.