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SECUENCIA 5
Las clases bajas de la ciudad de México eran,
proporcionalmente a fines del siglo
XVIII
, las más numerosas de toda la colonia, y representaban la quinta parte del total
de la población urbana [.
..]. No sólo por su número, sino por su inserción en la vida
callejera de la ciudad, aquellos marginales fueron vistos como amenaza a la decen-
cia, pero sobre todo a la seguridad pública [.
..] En plazas, calles y hasta en la alame-
da la vida callejera de las clases bajas dominaba el paisaje y la cotidianeidad. Allí se
contrataban desocupados para trabajos rudos y simples, se fraguaban delitos, se
conocían e integraban los recién llegados, se limosneaba, se atracaba y comerciaba,
se jugaban cartas, se improvisaban peleas de gallos, se bebía y se cortejaba.
No obstante, el paseo por la alameda era una rutina
lúdica
tan arraigada en la
sociedad urbana de la capital que, ya fuera a caballo o en coche, atendiendo a la seguri-
dad y decoro del paseante, o bien caminando por su calles laterales o internas, la
vida urbana de México pasaba por allí. Ello incluía a las conspiraciones. También, las
pulquerías eran espacios de tolerancia e ingobernabilidad que alarmaban por igual
a viajeros y funcionarios.
Antonio Ibarra. “Conspiración, desobediencia social y marginalidad en la Nueva España: La aventura de Juan de
(recuperado el 20 de agosto de 2007).
>
¿Cuál era la situación de las clases bajas urbanas?
Considerado México como pueblo,
es un bosque impenetrable lleno de malezas y
precipicios que se hace inhabitable a la gente culta; lleno todo de escondites y aguje-
ros, donde se alberga la gente
soez
, a los que con más propiedad se les debe dar el
nombre de
zarahurdas
que de casas habitación de racionales, por contener cada una un
enjambre de hombres y de mujeres sucios y asquerosos que son la abomina-
ción de los demás por sus estragadas vidas y costumbres, perfectos lupanares
de infamias y abrigo mal permitido de cuantas castas de vicios son imagina-
bles; lunar feo y asqueroso de toda buena cultura y, finalmente, desvergon-
zado y vago, que llena de horror al resto de los habitantes.
Hipólito Villarroel.
Enfermedades políticas que padece la capital de esta Nueva España en casi todos los
cuerpos de que se compone y remedios que se le deben aplicar para su curación si se quiere que sea útil al
Rey y al público
. México: Porrúa, 1979.
> ¿Cuál es la percepción que tiene el autor sobre “México”?
•
Compartan sus respuestas, caractericen a la sociedad novohispana.
•
Utilicen la pregunta del texto como guía. Con su respuesta y la información, elabo-
ren una composición con recortes que represente el contenido del texto designado.
Al concluir, lo expondrán al resto del grupo.
•
Redacta en tu cuaderno una descripción sobre cómo afectaron las reformas borbó-
nicas a
criollos
, evangelizadores, mestizos e indios.
•
Observen el programa
Los criollos en Nueva España.
10.
Retoma el elemento integrador de la secuencia y ubica en él algunas de las conse-
cuencias que dichas transformaciones tuvieron en el ámbito social.
Lúdica:
Perteneciente
o relativo al
juego.
Soez:
Grosero, indigno.
Zarahurdas:
Lugares
inhabitables.