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Sentían que había fantasmas y monstruos
por todas partes.
Llegaron jadeando a la casa de Cochinito
y golpearon a la puerta.
—¿Quién es? —preguntó una voz soñolienta.
—Por favor, Cochinito, abre la puerta. Somos
nosotros —gritaron Sapo y Pata.
—¿Qué pasa? —preguntó Cochinito enojado—.
¿Por qué me despiertan a medianoche?