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—¿Lo viste? —preguntó Liebre sin alterarse.
—Bueno…, no —dijo Sapo—. No lo vi, pero
sí lo oí.
Entonces, por un largo rato, los cuatro
amigos hablaron de fantasmas y de
monstruos y de otras cosas espeluznantes.
Cochinito preparó té.
—¿Saben? —dijo Liebre—. Todo el mundo
tiene miedo alguna vez.
—¿Tú también? —preguntó Sapo
sorprendido.