Practica esta lección: Ir al examen
ventana de los cielos. Entonces se sentó a la orilla del camino, y estaba
allí descansando, cuando vio a un conejito que había salido a cenar.
—¿Qué estás comiendo? —le preguntó.
—Estoy comiendo zacate. ¿Quieres un poco?
—Gracias, pero yo no como zacate.
—¿Qué vas a hacer entonces?
—Morirme tal vez de hambre y de sed.
El conejito se acercó a Quetzalcóatl y le dijo:
—Mira, yo no soy más
que un conejito, pero si
tienes hambre, cómeme,
estoy aquí.
Entonces el dios acarició
al conejito y le dijo:
—Tú no serás más que
un conejito, pero todo
el mundo, para siempre,
se ha de acordar de ti.
Y lo levantó alto, muy
alto, hasta la Luna, donde
quedó estampada la f
gura
del conejo. Después, el dios
lo bajó a la tierra y le dijo:
—Ahí tienes tu retrato
en luz, para todos los
hombres y para todos
los tiempos.
Leyenda prehispánica
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