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Para eso es palo de música,
madera de la que se extraen sonidos y cosas.
Que lave la amargura del rostro del mundo.
Y que cuando llegue la guerra,
también que esté presente.
Porque ella, como una vaca milenaria,
bebe de nuestra sangre,
suena al son que sonamos
y le viene sobrando
¡que otros le anden averiguando la querencia!
Conoce otros poemas en
Llamo a la luna sol y
es de día
, y apreciarás la música de las palabras.
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