¡Hola, Sebastián!
Ayer fui con mi madre al Corte Inglés, en Madrid, y había una gran barata. Ella es muy ob-
servadora y al ver el comportamiento de la muchedumbre, me dijo: “¡No se mide la gente!”,
porque se llevaba los productos sólo porque estaban en oferta. Ni duran y van a terminar
tirando todo y generando contaminación.
Y me acordé de ti, que me preguntaste: “¿Para qué compras eso si te va a hacer daño?”.
Por eso te escribo, para decirte que me puse a pensar en las golosinas y sodas que com-
pro todos los días, que además me engordan, y en tantas envolturas de dulces y botellas
desechables que tiro.
Ahora voy a comer unas ricas uvas que tomé del viñedo de mi tío, ¡a tu salud!
Jimena
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