La irrupción del siglo
XX
que comenzaba para Aguascalientes con los
auspicios de un crecimiento propiciado por el auge de los talleres
ferroviarios, la Fundición Central, la instalación de diversas fábricas
de harinas y almidón, textiles y otros, trajo consigo los primeros
movimientos obreristas y los claros signos antirreleccionistas que
culminaron con el estallido revolucionario de 1910.
La Convención Revolucionaria que se llevó a cabo aquí en 1914, es
prueba de que durante las luchas de facciones se eligió a nuestra ciudad
no solamente por su situación geográ ca equidistante de todas las plazas
en confl icto, sino por considerar que de acuerdo con una larga tradición
latente en nuestro pueblo, Aguascalientes representaba en el concierto
nacional la imagen viva de la concordia, de la hospitalidad y de la paz.
La guerra cristera, que comenzó en 1926, incendió estados y regiones
cercanas y empujó hacia Aguascalientes una inmigración que a la postre le
ha signi cado un enriquecimiento; aquel núcleo poblacional que huyendo
de la guerra se asentó en nuestro estado, constituyó el germen de lo que
sería la segunda cuenca lechera del país y un gran centro distribuidor de
ganado; por otra parte, el éxodo de tanta gente de los Altos de Jalisco,
principalmente, reforzó los elementos torales de la cultura local.
Los primeros colonos que se asentaron aquí en la segunda mitad
del siglo
XVI
fundaron huertos frutales que todavía hace pocos años
seguían regalando con sus deliciosas manzanas a los paladares de
propios y extraños, y aunque el avance implacable de la urbanización
fue tragándose poco a poco estos huertos, la vocación fruticultora de
Aguascalientes se fue extendiendo por toda la región. Este amor a la tierra
ha sido transmitido de generación en generación.
Prueba de esto es el hecho de que hoy somos los primeros productores
nacionales de guayaba, importantes exportadores de verduras congeladas
y fuertes cosecheros de durazno. Hoy nos unen con los cuatro vientos
magní cas autopistas y una red profusa de caminos vecinales, y
contamos también con un aeropuerto capaz de recibir toda clase
de aviones [.
..]. Es importante mencionar que el lema del escudo de
Aguascalientes dice así: “Agua clara, claro cielo, buena tierra y gente
buena”, lo cual describe con gran precisión, mucho de lo que hoy es este
pujante estado.
El texto fue tomado de:
<
www.aguascalientes.gob.mx/estado/resena.aspx
>
.
Interrelaci n
Busca las palabras clave de cada
época que el texto ubica. En
un mapa conceptual indica las
palabras y los aspectos principales
de lo que sucedió en cada época.
Francisco Villa rmando la bandera
durante la Convención de Aguascalientes.
Guayabas de Calvillo.
Aeropuerto Internacional
de Aguascalientes.
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