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Los cambios del paisaje colimense
El arranque de la industria en la ciudad de Colima, la construcción
paulatina de las obras de ampliación en el puerto de Manzanillo entre
1870 y 1908, la construcción de mejores caminos y de la primera vía
férrea entre Colima y Manzanillo en 1889, con sus túneles y puentes,
así como la expansión de las áreas agrícolas y ganaderas comerciales,
cambiaron el paisaje y las costumbres de los colimenses.
Sin duda, la línea del ferrocarril entre Colima y Guadalajara, en su tramo
entre Alzada y Tuxpan, Jalisco, fue la obra más impresionante que
se construyó, por lo difícil del terreno que atravesaba: la zona de las
barrancas volcánicas. Fue necesario perforar las montañas que bordean
el río Naranjo y, para cruzar ríos, arroyos y abismos, se construyeron
más de ocho túneles y cerca de una docena de puentes. El ferrocarril
entre Manzanillo y Guadalajara aumentó el volumen de productos
comercializados en la región y agilizó su traslado.
Por esos años, la ciudad de Colima también cambió su fisonomía con la
construcción de una serie de edificios públicos que permanecen hasta
la fecha, como el Palacio de Gobierno, el teatro Hidalgo, la catedral, escuelas
y puentes nuevos sobre el río Colima y el arroyo El Manrique. En marzo
de 1892 dio inicio el servicio de tranvías con una vía que corría desde la
estación del ferrocarril hasta Villa de Álvarez.
¿Sabías que…?
Durante el Porfriato se
dio un gran apoyo a la
construcción de caminos
y vías Férreas en varios
lugares de México.
La red Ferroviaria
amplió su extensión
considerablemente.
Barcos de vela y de vapor arribando al puerto de Manzanillo para comprar y vender una gran variedad de
productos (1870).
Los ferrocarriles significaron
la llegada de la modernidad
a Colima, al revolucionar el
transporte y el comercio.
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