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Tenían mucho cuidado en la elaboración de sus prendas de vestir, hechas de algodón,
pita y fbra de maguey, las cuales teñían de azul empleando el
añil
que abundaba en
la región. Asimismo, acostumbraban el uso de joyas y atuendos.
Los xiximes habitaban los montes más inaccesibles y las quebradas más profundas
de la Sierra Madre, lo que los protegía de las amenazas de los grupos enemigos.
Utensilio
para cocinar.
Primeros pobladores.
Al igual que los acaxees, practicaban el canibalismo estrechamente relacionado con
la guerra y, al mismo tiempo, tenía una importante relación con su estructura social
y religiosa. Por ello, cuando los hombres iban a la guerra se ataviaban con ropas
especiales y joyas. Los captores de las víctimas eran distinguidos por su valor, pues
era un signo de prestigio social.
Su forma de gobierno residía en un jefe o cacique, llamado
bayiyo
en su lengua,
quien tenía siete huesos clavados en su barba.
Los tarahumaras eran buenos cazadores con el arco y la Fecha. Adoraban al sol,
la luna, las estrellas, los ríos y algunos animales. Hubo grupos de tarahumaras que
escogieron un lugar fjo para vivir y desarrollar la agricultura sencilla. De temperamento
feroz, se casaban con una sola mujer, pero solían tener varias concubinas. Dos son
los aspectos que, en la organización de la vida de esta tribu, llaman a primera vista la
atención: una de ellas es la vida en las cavernas; la otra, la construcción de terraplenes
ormados con el sostén de una especie de contra uerte o trinchera que servía para
detener el resbalamiento de la tierra laborable en la falda de las montañas y contar
así con un pequeño terreno de cultivo de maíz, frijol, chile y calabaza.
El tesgüino fue la bebida sacramental que hasta la actualidad no falta en ninguna
festa religiosa o ceremonia civil, como al inicio de la siembra.