29
A quien más le gustaba esa canción era al
cenzontle. Ya había buscado por todas partes
al ave de la bella voz, hasta que una noche fue
invitado a cenar a casa de la chacdzidzib. A la
mitad de la cena, oyó la voz que tan bien conocía.
Entonces se levantó de la mesa y entró a las
habitaciones, con la esperanza de encontrar
a la cantante.
Así, llegó a la cocina y vio a la xkokolché
cantando. El cenzontle no quiso interrumpirla
y se fue sin hacer ruido, pero regresó cada noche
a escucharla.
El cenzontle se dio cuenta de la soledad
en que vivía la xkokolché y, conmovido, una
madrugada entró a la cocina y se la robó. Al día
siguiente la presentó con los animales y les dijo
que ella era el ave del hermoso canto que se oía
en las noches. Como la recibieron con cariño, la
xkokolchÉ cantó aún mejor. Desde entonces, su
canto logra que los pÁjaros se sientan tristes y
felices al mismo tiempo; por eso todos la admiran.
Bueno, casi todos, porque la chacdzidzib no
disfruta al escuchar a su antigua sirvienta, ya que
le recuerda que, aunque ella es muy bonita, no
puede cantar igual.
Si quieres conocer otra leyenda
sobre un animal que maravilla
por su rareza, busca
Axólotl
,
el
ajolote
, en tu Biblioteca Escolar.