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LITERATURA
Nací el 23 de noviembre de 1883 en Ciu-
dad Guzmán, conocido también como Za-
potlán el Grande, en el Estado de Jalisco.
Mi familia salió de Ciudad Guzmán
cuando yo tenía dos años de edad
, esta-
bleciéndose por algún tiempo en Guadala-
jara y más tarde en la ciudad de México,
por el año de 1890. En ese mismo año in-
gresé como alumno en la Escuela Primaria
Anexa a la Normal de Maestros […]. En la
misma calle y a pocos pasos de la escuela,
tenía Vanegas Arroyo su imprenta en donde
José Guadalupe Posada trabajaba en sus
famosos grabados […].
Los papelerillos se encargaban de vo-
cear escandalosamente por calles y plazas
las noticias sensacionales que salían de las
prensas […]. Posada trabajaba a la vista del
público, detrás de la vidriera que daba a la
calle y yo me detenía encantado por algunos
minutos, camino de la escuela, a contemplar
al grabador, cuatro veces al día, a la entra-
da y salida de las clases, y algunas veces
me atrevía a entrar al taller a hurtar un
poco de las virutas de metal que resulta-
ban al correr el buril del maestro sobre la
plancha de metal de imprenta pintada con
azarcón.
Éste fue el primer estímulo que desper-
tó mi imaginación y me impulsó a embo-
rronar papel con los primeros muñecos, la
primera revelación de la existencia del arte
de la pintura.
—Yo, en un rato de lucidez, le pedí a mi hija
un casete para grabar, para decir quién soy,
cuándo nací, cuántos hermanos fuimos, quié-
nes fueron mis padres y mis abuelos […].
Nací el 28 de mayo de 1914, como a las tres
de la mañana —según me cuentan—. Mi fa-
milia se acordaba bien porque un tío andaba
de novio con una de mis tías, y ese día le
llevó gallo, que en mi pueblo se acostum-
braba entre cuatro y cinco de la mañana,
y para esa hora yo ya había nacido […]. Mi
infancia la viví entre mi pueblo y San Luis,
lo mismo que los primeros años de escuela.
Aunque entonces no daban ni certif cado
.
Mi papá era comerciante y todo lo traía por
carros de ferrocarril, nunca vi que fueran
comprando de a poquito. De todo había en
mi casa y casi todo lo tenían en bode-
gas […]. Como era comerciante, la fruta le
llegaba por cajones. Me acuerdo que mi
hermana Chelo y yo cogíamos un periódico,
nos sentábamos en el zaguán, nos arrimá-
bamos la caja de los mangos y a comer y
comer, ¡sabrá Dios cuánto comeríamos! ¡Las
nueces!, ésas que se aprietan, las compra-
ban por medida y también las comíamos […].
Cuando uno es chico es tremendo, y yo era
tremenda. A mí lo que me gustaba era subirme
a los árboles, sobre todo cuando hacía vien-
to. Me quedaba ahí como changa amarrada,
abrazada a las ramas, con riesgo de caerme.
Pero eran cosas de niña. Tuvimos una niñez
—para mí— hermosa…
Lo que conozco
¿Alguna vez has escrito sobre tu vida? ¿Qué
acontecimientos importantes recuerdas que te
hayan sucedido? ¿Qué recuerdos han dejado en tu
memoria? ¿Qué te han contado sobre tu vida?
Lee estos dos fragmentos de autobiografías.
Mientras lo haces, imagina los lugares y los personajes,
y trata de deducir quién narra: si es hombre o mujer,
qué edad tiene y otros datos del autor.