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Bloque IV
Mi entidad de 1821 a 1920
La vida cotidiana: dónde y cómo vivía la gente
Ya hemos visto cómo el hecho de vivir en una
ciudad o en un pueblo influye en las actividades que
realizan las personas. Pero también es importante su
condición económica. Debes comprender entonces
que en la época porfiriana, en la que había muchas
desigualdades sociales, algunos podían tenerlo todo y
otros únicamente lo necesario.
Las ciudades morelenses no eran muy grandes.
Cuernavaca, Cuautla o Jojutla podían recorrerse de
un lado a otro en poco tiempo. En el centro de ellas se
construían las mejores casas, que, además, estaban
bien amuebladas. Después seguían otras, parecidas a las vecindades
actuales, donde convivían varias familias. A las orillas se levantaban
viviendas más simples, con muros de adobe y techos de teja sostenidos
por vigas.
Los habitantes de las ciudades, sobre todo las familias acomodadas,
tenían mejores condiciones de vida. Disfrutaban del agua gracias a
las fuentes que había en las calles principales, donde los aguadores
acudían a surtirse para después venderla por los barrios. Las calles
estaban iluminadas por las noches y tenían servicio de vigilancia. En
esas poblaciones habían mercados, estaban las mejores escuelas y
en algunas se contaban con hospitales. Para divertirse, en Cuernavaca
y Cuautla las personas podían asistir a obras de teatro o funciones de
circo, así como a bailes y paseos en los barrios o en el jardín central.
Todo era distinto en los pueblos y las rancherías ubicados en las
zonas rurales. Las viviendas presentaban casi la misma apariencia que
tenían desde mucho tiempo atrás; generalmente, eran de una sola pieza,
que servía de recámara, comedor y cocina.
Las condiciones de los peones en las haciendas tampoco eran
buenas; vivían en cuartos muy pequeños hechos de adobe y construidos
en fila. En la mayoría de ese tipo de viviendas lo único que cabía era
un pequeño brasero para cocinar, el metate, el comal para las tortillas,
cazuelas, platos y jarros, además de los petates que el peón, su esposa y
sus hijos utilizaban para dormir sobre el piso de tierra.
De acuerdo con la región donde estaban esos pueblos o rancherías,
sus habitantes buscaban la manera de sobrevivir. Por ejemplo, de
Tepoztlán se sabe que los más pobres se dedicaban a recolectar hierbas,
Vista panorámica de la ciudad de Cuernavaca
a fines del siglo
XIX
(litografía).