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Durante la fase Espiridión-Tierras Largas (1500-1150 a. C.), las personas habitaron
casas rudimentarias construidas y agrupadas en pequeñas áreas. De ello hay evidencias
en Etla y Tlacolula, en el valle de Oaxaca, y en Juchitán, en el istmo de Tehuantepec. La
aldea la integraban menos de 500 habitantes, quienes vivían de la caza, la recolección y
la agricultura.
En la fase San José Mogote (1150-850 a. C.), los primeros asentamientos evolucionaron
y ya había pequeñas aldeas reunidas en un área mediana, con más de 25 familias bien
establecidas en cada una. San José Mogote sobresale porque llegó a ser el eje rector
de las actividades económicas, políticas y ceremoniales de la región, hasta la fundación
y florecimiento de Monte Albán. Asimismo, fue un centro artesanal especializado en la
producción de espejos de
pirita
y
magnetita
, altamente apreciados por las poblaciones
olmecas de la costa del Golfo de México.
San José Mogote, zona arqueológica ubicada en el actual valle de Etla.
Para comprender
mejor
El calendario
mesoamericano incluía
365 días y se dividía
en 18 lunas, de 20
días cada una, más
un periodo de 5 días.
El calendario ritual
tenía 260 días divididos
en cuatro unidades
de 65 días, llamadas
relámpagos
.
Para la fase Rosario (800-500 a. C.) ya había
alrededor de 30 sitios habitados por núcleos de tres a
diez familias en varias zonas de los Valles Centrales
de Oaxaca. Estas personas tenían la cultura de
preparar la tierra, sembrarla y cuidar las plantas.
En esta fase existieron otros lugares con
evidente población humana: Etlatongo en el valle
de
Nochixtlán;
Santa
Teresa
en
Huajuapan
y
Hacienda de Tecomaxtlahuaca en la Mixteca Alta.
En la región de la Chinantla sobresale Ayotzintepec.
Algunos de estos sitios, al parecer, permanecieron
habitados hasta el año 450 a. C.
Para comprender mejor
Durante este periodo,
en el territorio mexicano
comenzaron a forecer varias
culturas similares a las que
vivieron en Oaxaca. Se les
conoce como
formativas
(950 a. C.) y se caracterizaron
por una fuerte presencia
de la tradición olmeca y por
la representación en el arte
de símbolos relacionados con
el jaguar.