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El triunfo sobre los invasores
Después de la caída de la ciudad
de Oaxaca, sólo pequeños grupos
de guerrilleros continuaron activos
en la Cañada y la Costa Chica.
Destacó el de Luis Pérez Figueroa,
quien al frente de sus
chinacos,
controló la región mazateca, la
Cañada, Tehuantepec y el valle de
Etla.
En Miahuatlán, el 3 de octubre
de
1866,
las
fuerzas
invasoras
atacaron a los integrantes de la
columna de Por rio Díaz, quienes
los derrotaron a pesar de estar mal
armados. Poco después, reorganizó
sus tropas con su hermano Félix
Díaz, quien controlaba parte de
los Valles Centrales, y recuperó la
capital de Oaxaca. El grupo invasor intentó huir, pero Díaz lo combatió y lo destrozó por
completo en el paraje de La Carbonera, el 18 de octubre, ayudado por el guerrillero Luis Pérez
Figueroa. Finalmente, Díaz tomó la ciudad de Puebla el 2 de abril de 1867, recuperándola de
la mano de los imperialistas.
La restauración de la república y el juarismo
Después de que el emperador Maximiliano
de Habsburgo fue derrotado, capturado y
fusilado en Querétaro, en 1867, el federalismo
republicano se restauró nuevamente bajo el
espíritu de la Constitución Federal de 1857.
Benito Juárez restauró la república. En su
carácter de presidente de México dictó un
conjunto de leyes con el propósito de impedir
que la Iglesia interviniera en la educación
y suprimió el pago del diezmo. De entonces
proviene su famosa frase: “Entre los individuos
como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
El 18 de julio de 1872, al poco tiempo de retornar a la presidencia, murió Benito Juárez
García, el hombre que con valor y decisión supo dirigir el país en momentos críticos. Por
eso, a Juárez se le reconoce como uno de los principales fundadores del México moderno.
Fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía.
Juárez, presidente de México, supo conducir al país
en momentos críticos.