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Misión jesuita San Jerónimo,
Mochicahui.
Iglesia de San Felipe y Santiago,
Sinaloa de Leyva.
Principales acontecimientos
de la Conquista en Sinaloa
A fnes de noviembre de 1530 continuó la conquista del estado de
Sinaloa. Los españoles se internaron en Chametla, y de ahí salieron
a Quezalá, pasando por los pueblos de Los Frijoles, Piaxtla, La Sal
y Navito, en las márgenes del río San Lorenzo. De ahí continuaron
hacia Quilá y después a un pueblo que llamaron Las Flechas.
Prosiguieron a Cuatro Barrios, Humaya y Colombo, hasta llegar
a Culhuacan (como se llamaba Culiacán en esa época).
Permanecieron ahí un año, aproximadamente, explorando y
conquistando a los pueblos indígenas del estado, donde fundaron
varias villas. Nuño Beltrán se encargó de designar a las autoridades
para cada pueblo.
Nuevas expediciones se iniciaron hacia el noroeste. En 1536,
durante la exploración que el capitán Diego de Alcaraz realizó por
el río Petatlán, cerca de Guasave. Ahí encontró a un numeroso
grupo de indígenas que acompañaba a Álvar Núñez Cabeza de
Vaca, quien descubrió la existencia de Cíbola y Quivira, ciudades
fabulosas en las que, decían, el oro abundaba en grandes
cantidades. Esta noticia despertó la curiosidad y el interés de las
autoridades novohispanas, al grado de que el virrey don Antonio
de Mendoza, organizó expediciones a esos lugares en 1538, al
mando del capitán Francisco Vázquez de Coronado. Tras recorrer
grandes distancias infructuosamente, sólo le quedó volver y dar
información del fallido viaje.
En 1564, el capitán Francisco de Ibarra fundó en las orillas del río
Fuerte la villa de San Juan Bautista de Carapoa; después se dirigió
a la villa de Chametla, donde logró su repoblación. Continuó por
esa región y fundó la villa de San Sebastián, hoy conocida como
Concordia.
En 1583, don Pedro de Montoya salió de Culiacán con rumbo a la
margen izquierda del río Petatlán y ahí fundó la villa de San Felipe
y Santiago. La abandonó el 15 de agosto de 1584, debido a los
frecuentes ataques de los indígenas.
En 1591, llegaron a la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa
los frailes jesuitas Gonzalo de Tapia y Martín Pérez, quienes
asumieron la diFícil labor de pacifcar a los naturales de la región.
En 1593, se agregaron otros dos jesuitas: Alonso de Santiago y
Juan Bautista de Velasco. Entre todos consiguieron el desarrollo
de misiones productivas con periodos de pacifcación notables.