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IV
Describes los principios de la evolución biológica y los
relacionas con la biodiversidad de las especies
El agente secreto de la evolución
por José Manuel García Ortega
Cuando los científicos hablamos de la evolución, nos referimos a un cambio, pero no a
cualquier cambio. ¿Cuánto mides hoy? ¿Cuánto medías hace 10 años? Seguramente en
ese tiempo creciste: los huesos de tus piernas y de tus brazos y de otras partes de tu cuer-
po, incluida tu cabeza, cambiaron. Pero, ¿Fue eso una evolución en el sentido biológico?
Es muy probable que te hayas topado con un insecto conocido como cochinilla común
(Dactylopius coccus). Hace millones de años vivía en los mares de la Tierra un animal
parecido a las cochinillas de hoy. Este animal se llamaba trilobite, y desapareció hace
unos 250 millones de años. Tal vez te estés imaginando que vamos a decir que las co-
chinillas evolucionaron a partir de los trilobites de la antigüedad. Después de todo, las
cochinillas prefieren ambientes húmedos, lo cual podría sugerir que alguna vez fueron
acuáticas, y el parecido entre la forma de los trilobites y la de las cochinillas —es decir,
su parecido morfológico— es sorprendente. Pero lo cierto es que los parientes vivos más
cercanos de los trilobites son unos animales que no se les parecen mucho: los alacranes y
las cacerolitas de mar. Aun así, todos estos organismos (cochinillas, trilobites, alacranes
y cacerolitas de mar) tienen algún ancestro común: mucho antes de que aparecieran
incluso los trilobites, existió una especie que fue sufriendo cambios morfológicos y ge-
néticos, los cuales, al cabo de varias generaciones, fueron dando lugar a grupos de orga-
nismos diferentes a la especie original. Cochinillas y trilobites sí están evolutivamente
emparentados (como todos los organismos vivos de la Tierra, a fin de cuentas), pero las
cochinillas no descienden de los trilobites.
A diferencia de los rápidos cambios que sufre tu organismo al crecer, es prácticamente
imposible observar, en un lapso relativamente corto (digamos una vida humana), las
transformaciones morfológicas y genéticas que sufrió la especie antecesora y que des-
embocaron, al paso del tiempo, en los trilobites por un lado y en las cochinillas por otro.
La evolución es un proceso de cambio en el tiempo, pero no implica la transformación
de un individuo de una especie en uno de otra especie. Tampoco implica que las es-
pecies surgen a partir de los cambios más o menos drásticos que ocurren a lo largo de
una vida. Para que haya evolución es preciso que los cambios se hereden a las siguien-
tes generaciones. El crecimiento de tus huesos es un cambio en tu desarrollo corporal,
pero no es un cambio evolutivo: al crecer tu cuerpo tus células óseas se multiplican por
mitosis, un proceso de reproducción celular en el cual se producen nuevas células sin
que haya modificaciones heredables en el material genético que contienen. En cambio,
las cochinillas, trilobites, alacranes y cacerolitas surgieron como especies debido a que,
entre otras causas, un ancestro común a todos ellos heredó algunos cambios genéticos a
sus descendientes y éstos a su vez heredaron nuevos cambios que se acumularon a través
del tiempo. Mientras en tu cuerpo el crecimiento de los huesos ocurre a lo largo de, di-
gamos, 15 años, los cambios genéticos y morfológicos heredados del ancestro común a
los demás organismos no ocurrieron en 15, ni en 20, ni en 100, sino en millones de años.