Practica esta lección: Ir al examen
74
dizque andábamos atrasados. Y el agente era
de su mal parecer, que teníamos que pagar
hartos intereses. Crescencio, el que vive por
la loma, por ai donde está el aguaje y que le
intelige a eso de los números, pos hizo las
cuentas y no era verdá: nos querían cobrar
de más. Pero el Presidente Municipal trajo
unos señores de México, que con muchos
poderes y que si no pagábamos nos quita-
ban las tierras. Pos como quien dice, nos
cobró a la fuerza lo que no debíamos…
Sacramento habla sin énfasis, sin pausas
premeditadas. Es como si estuviera arando
la tierra. Sus palabras caen como granos, al
sembrar.
—Pos luego lo de m’ijo, siñor. Se enco-
rajinó el muchacho. Si viera usté que a mí
me dio mala idea. Yo lo quise detener. Había
tomado y se le enturbió la cabeza. De nada
me valió mi respeto. Se fue a ver al Presidente
Municipal, pa reclamarle… Lo mataron a la
mala, que dizque se andaba robando una vaca
del Presidente Municipal. Me lo devolvieron
difunto, con la cara destrozada…
La nuez de la garganta de Sacramento ha
temblado. Sólo eso. Él continúa de pie, como
un árbol que ha afianzado sus raíces. Nada
más. Todavía clava su mirada en el ingeniero,
el mismo que se halla al extremo de la mesa.