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BLOQUE IV
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Energía del viento
Óscar A. Jaramillo Salgado
y Marco A. Borjas Díaz
Existen diversos tipos de plantas o centrales eo-
loeléctricas, conocidas también como “granjas
de viento”. Se desarrollan ya sea tierra adentro,
en superficies planas o en lugares escarpados,
cerca de la costa e incluso fuera de ésta. Con-
sumen muy pequeñas cantidades de agua y no
son contaminantes.
Introducción
La utilización de la energía del viento es muy
antigua. La historia se remonta al año 3500 antes
de nuestra era, cuando los sumerios armaron las
primeras embarcaciones de vela. Los egipcios
construyeron barcos hace al menos cinco mil
años para navegar por el Nilo y más tarde por
el Mediterráneo. Después, los griegos hicieron
máquinas que funcionaban con el viento. Así,
desde la Antigüedad éste ha sido el motor de
las embarcaciones.
Algunos historiadores sugieren que hace
más de 3 000 años la fuerza del viento se em-
pleaba en Egipto, cerca de Alejandría, para la
molienda de granos (Burton y colaboradores,
2001; Manwell y colaboradores, 2002; Hau,
2005). Sin embargo, la información más feha-
ciente sobre la utilización de la energía eólica
en la molienda apunta a Persia, en la frontera
afgana, en el año 640 de nuestra era. Otras
fuentes históricas, fechadas unos cuantos años
más tarde, muestran que los chinos también
utilizaban la energía del viento en ruedas con
paletas y eje vertical para irrigar o drenar sus
campos de arroz (Hau, 2005).
En contraste con China y Persia, algunos paí-
ses de Europa utilizaron molinos de viento, pero
de eje horizontal. Los historiadores muestran
que tales molinos se empleaban ya en el año
1180 en Normandía. En Europa se desarrollaron
básicamente tres tipos de molino: el de pedes-
tal, siglo
xii
; el molino hueco (sin maquinaria de
molienda) para bombeo de agua, siglo
xv
; y el
molino de torre. Este último se dejó de usar en
el siglo
xix
(Hau, 2005).
Alrededor de 1900, los molinos de viento se
utilizaron típicamente para molienda y bombeo
de agua. Por primera vez en dicha fecha, el
inventor danés Poul la Cour realizó experimen-
tos con molinos de viento típicos de Dinamarca
para generar electricidad. Así, la electrificación
rural de Dinamarca creó el primer mercado de
generación eléctrica a partir del viento (gene-
ración eoloeléctrica; Burton y colaboradores,
2001; Manwell y colaboradores, 2002; Hau,
2005).
Si bien los sistemas de generación eoloeléctri-
ca presentaron un desarrollo importante durante
las primeras décadas del siglo
xx
, la primera
y segunda guerras mundiales dificultaron su
crecimiento, y no fue sino hasta la década de
los setenta, con la primera crisis mundial del
petróleo, que se reactivó su expansión. Actual-
mente, entre las fuentes renovables de energía,
la eólica es la de mayor crecimiento (Manwell y
colaboradores, 2002).
Desarrollo actual
para el aprovechamiento
de la energía del viento
Los primeros aerogeneradores presentaban
capacidades de apenas 25 kilowatts hace vein-
ticinco años y actualmente la gama comercial
va típicamente de 750 hasta 2 500 kilowatts
(2.5 megawatts). Así, cada turbina de 2 me-
gawatts de capacidad produce más energía
eléctrica que 200 de las máquinas que se co-
mercializaban a finales de la década de 1980.
En la Figura 1 se muestra esquemáticamente
la evolución de la capacidad de los aeroge-
neradores en los últimos 20 años (Manwell y
colaboradores, 2002).
Los principales fabricantes de aerogene-
radores son Alemania y Dinamarca, aunque
hay mercados emergentes, como el indio y el
chino, que crecen a ritmo vertiginoso. Dentro
de los países con mayor tradición en la genera-
ción eoloeléctrica se encuentran Dinamarca y
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