Practica esta lección: Ir al examen
En contraste con el desplazamiento en camino recto, “vagabundeamos” o caminamos sin
rumbo, cuando no tenemos planeado a dónde nos dirigirnos. El
camino sin rumbo
nos permite
disfrutar del placer de movernos y recorrer el espacio, sólo por el gozar de ello, dejándonos ir
por cualquier parte y sin preocuparnos por la trayectoria o por nuestro destino en el espacio.
Podremos utilizar todo el cuerpo e igualmente “vagabundear” con nuestros brazos o con la
cabeza al mismo tiempo.
Busca distintas motivaciones que te lleven a vagabundear por el espacio: el viento que te
impulsa suavemente; imaginar que estás en el centro de un remolino,
que estás perdido o que
algo te ha cegado. En tus vagabundeos puedes realizar algunos trazos específicos, rectos o
curvos, pero como prevalece un estado de ánimo errabundo, la intención que expresa el
movimiento es la de no tener rumbo. Tu camino puede curvearse, pero como no tienes la idea
de formar un círculo o de trazar curvas, la falta de foco en la ejecución del desplazamiento
ocasionará que las curvas no tengan fuerza expresiva.
Reúnete con todo el grupo. Coloquen varios objetos dispersos en todo el salón y desplácense
de diferentes maneras alrededor de ellos. Ahora, la mitad del grupo siéntese en diferentes
partes del salón para que la otra mitad camine entre ellos. Jueguen a las estatuas.
Distribúyanse por todo el salón, pero recuerden a qué grupo pertenecen. Tomen una forma que
les agrade. Cuando la música se inicie, el primer grupo caminará entre los compañeros del otro
grupo y cuando la música se detenga, se quedarán como estatuas; cuando la música reinicie
será el otro grupo el que se desplace. Quien se equivoque de grupo o se mueva cuando deba
estar congelado, perderá y saldrá del juego. Piensen en algunas motivaciones para
vagabundear y ejecútenlas.
Otra forma de desplazamiento consiste en hacer curvas. La exploración del camino curvo no
debe contener la idea de línea circular perfecta. Las curvas serán irregulares, nunca porciones
exactas de un círculo; sólo deberá guiarnos el deseo de hacer curves. Para experimentar las
curvas podemos imaginar caminos sinuosos que recorrer, diferentes obstáculos que salvar,
siempre de manera irregular.
Esta idea de “hacer curvas” es lo que lleva a producir caminos o
trazos curvos en el piso.
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