SECUENCIA 1
28
Cuento
El elefante encadenado
J
ORGE
B
UCAY
[…] Cuando yo era chico me encantaban los circos,
y lo que más me gustaba de los circos eran los anima-
les. También a mí como a otros, después me enteré,
me llamaba la atención el elefante. Durante la fun-
ción, la enorme bestia hacia despliegue de peso, ta-
maño y fuerza descomunal… pero después de su ac-
tuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el
elefante quedaba sujeto solamente por una cadena
que aprisionaba una de sus patas a una pequeña es-
taca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un
minúsculo pedazo de madera apenas
enterrado unos centímetros en la
tierra. Y aunque la cadena era
gruesa y poderosa me parecía
obvio que ese animal capaz de
arrancar
un árbol de cuajo con su propia
fuerza, podría, con facilidad,
arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente: ¿qué
lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis
años, yo todavía confiaba en la
sabiduría de los grandes. Pregun-
té entonces a algún maestro, a al-
gún padre, o a algún tío
por el misterio del ele-
fante. Alguno de ellos
me explicó que el ele-
fante no se escapaba
porque estaba amaes-
trado.
Hice entonces la pregunta
obvia:
—Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta
coherente
.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefan-
te y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me en-
contraba con otros que también se habían hecho la
misma pregunta.
Para leer
1.
A continuación vas a leer un cuento que muestra una actitud diferente ante los
obstáculos, en contraste con el comportamiento de Andrea Martínez y Arnulfo
Castorena. Descubre las diferencias para comentarlas con el grupo.
SESIÓN 3