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ESPAÑOL
I
DOñA BRúJULA:
Pues sí, muy cierto. Trescientos, y tres meses de
intereses a doscientos pesos cada mes, ¿cuánto es?
DON NABOR:
Novecientos.
DOñA BRúJULA:
Y si he sabido que eras tan rejego, ni te presto.
Juan le da hasta el último centavo que tiene.
JUAN:
Ya me quedé sin nada.
DOñA BRúJULA:
Y queda una cuenta pendiente, que son los veinte
pesos que le presté a tu mujer.
ZENAIDA:
Pues tenga sus veinte pesos. (
Se los da
)
DOñA BRúJUA:
Y ni me lo agradece.
ZENAIDA:
¡Qué se lo voy a agradecer, si es usted una vieja
fregada!
DOñA BRúJULA:
¡Malagradecida!
DON NABOR:
No se peleen que aquí está la autoridad.
JUAN:
¿Y ahora qué vamos a comer, vieja?
ZENAIDA:
¡Qué comer, ni qué comer!
DOñA BRúJULA:
Para que vean que no les tengo rencor, ni mala
voluntad, les compro el rebozo.
JUAN:
¿Qué dices, Zenaida, se lo vendemos?
ZENAIDA:
¡Véndelo, a mí qué me importa!
DOñA BRúJULA:
Les doy cincuenta pesos.
Juan le da le rebozo, doña Brújula se lo pone y le da el
dinero.
DON CENÓN:
Yo creo que nos vamos.
DON NABOR:
Ya acabamos de arreglar nuestros asuntos.
DOñA BRúJULA:
En caridad de Dios.
DON CENÓN:
Y no estén tristes, que ya se les compondrá la vida.
Salen don Cenón, don Nabor y doña Brújula.
JUAN:
Ay, Zenaida, tres meses de andar cargando el chunde,
para quedarme sin nada llegando a mi tierra.
ZENAIDA:
¡Ay, Juan, tanto que me gustaba mi rebozo!
JUAN:
¡Y a mí mi chamarra!
ZENAIDA:
¡Y el sarape de los niÑos, tan bonito que estaba!
JUAN:
¡Y mis dos mil pesos!
ZENAIDA:
¡Ay, Juan, qué triste estoy!
JUAN:
¿Y ahora qué vamos a hacer?
Se abrazan entre lamentos.
DON ROSALÍO:
(
Desde fuera
) ¡Y ay, jaray, jarayja!
¡Y ay, jaray, jarija!
¡Y ay, jaray, jarayja!