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l.
Exceso de nitrógeno.
Un exceso de fertilizante produce estos perjuicios:
Quema
las plantas, manifestándose en puntas y bordes secos.
Crecen bastante, pero florecen poco.
Se crean plantas débiles y tiernas y, por tanto, más propensas a las plagas y enfermedades, más
débiles al viento, a la lluvia y al frío.
Si se han pasado con el abono, apliquen riegos abundantes al suelo para intentar lavar el exceso de
fertilizante.
m.
Exceso de estiércol.
No eches en exceso y mézclalo concienzudamente con la tierra para que no
esté en contacto directo con las raíces porque podrían quemarse.
Para proveer de estiércol de calidad, prepárenlo mediante el proceso de composteo.
n.
Suelo salino.
Hay suelos con un contenido natural en sales alto que perjudica a las plantas. Los
síntomas son similares a una fertilización excesiva: necrosis en las puntas y bordes de las hojas.
La corrección consiste en dar varios riegos copiosos para que el agua arrastre las sales solubles y se
eliminen por el drenaje.
Tratamientos fitosanitarios mal realizados.
Los tratamientos mal aplicados para el control de plagas y
enfermedades pueden quemar la planta. Por ejemplo, aplicar azufre cuando la temperatura es mayor de
35 ºC produce quemaduras. Los estados de desarrollo de la planta más delicados son germinación y
floración.
o.
Contaminación del suelo.
Orines de perros y gatos, detergentes, aceites y productos fitosanitarios,
cualquier contaminante que haya podido caer al suelo perjudica a las plantas hortícolas.
p.
Plantas parásitas
. Plantas parásitas como muérdago y plantas invasoras como las malas hierbas,
roban luz, agua, nutrientes y espacio.
No tienen raíz ni clorofila y parasitan a ciertas plantas como habas, girasol de pipa, causando graves
problemas en zanahoria. Produce muchísimas semillas. En el huerto pueden tronchar los tallos antes de
que las produzcan.