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Plagas y enfermedades
Las labores de cultivo de las calabazas implican que se deban observar una serie de cuidados para
prevenir el ataque de plagas y enfermedades, iniciando con una buena preparación del terreno,
abonando convenientemente y escogiendo variedades resistentes. Las semillas a sembrar deben estar
tratadas y certificadas o bien desinfectadas si son obtenidas de manera personal de frutos escogidos
para su aplicación como pie de cría.
El estiércol fresco no debe dejarse cerca de la plantación ni de los almacenes de los frutos,
recomendándose asolearlo convenientemente para eliminar las semillas de maleza y las larvas de
insectos. Se recomienda dar una rotación de cultivos de la siguiente manera: si siembras calabaza,
cultiva después tomate, luego chícharo, en seguida sandía, y nuevamente calabaza.
La principal plaga de las calabazas son los gusanos barrenadores verdes que miden casi 2 cm de largo y
se meten sobre todo en los tallos y en los frutos. Con su acción, los tallos se secan y los frutos se pudren,
con lo que se pierde parte de la cosecha. Para combatir esta plaga se usa Sevin 80% pH, poniendo 50 g
en 10 l de agua para rociar 250 m
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de cultivo.
Una opción es la aplicación de PHC cóndor y PHC Beauveria a razón de 700 g a un kg por ha,
espolvoreando 1 o 2 veces por semana en la base de la planta para eliminar las larvas jóvenes, antes de
que se introduzcan en la planta.
La plaga que ataca el cultivo de las calabazas son las chinches apestosas que chupan las hojas con lo
que baja mucho la cosecha. Esta plaga se reconoce por el olor desagradable de los insectos. Para
combatir esta plaga se usa también Sevin 80% pH poniendo 50 g en 10 l de agua para rociar 250 m
2
de
cultivo. Además, las plantas dañadas se deben cortar y quemar.
Los mayates rayados son una plaga que muerden las raíces, tallos y frutos de la calabaza,
destruyéndolos en poco tiempo. Se combaten de la misma manera que los barrenadores y las chinches.
Los pulgones, piojos o piojillos, son insectos que miden unos dos milímetros de largo, de color verde o
naranja que atacan las hojas y frutos. Para combatirlos se disuelve 1 l de diazón 25 E
en 100 l de agua
para rociar una ha. Otra opción para combatir los pulgones consiste en preparar un té con una taza de
tabaco en polvo hervida en 4 l de agua. Se deja enfriar la mezcla, y se cuela para después rociar las
plantas cultivadas.
Las catarinas son un aliado que se deben cuidar porque ellas se comen a los pulgones.
Una enfermedad que suele atacar el cultivo de las calabazas es la llamada cenicilla que deja unas capas,
como de pelusa o polvo, sobre las hojas enfermas, mismas que se marchitan y los frutos no maduran. La
pelusa de la cenicilla es de color verde claro al principio y, luego, se pone café claro para finalmente
quedar negra. Para combatir esa enfermedad, se usa zineb o maneb, revolviendo dos cucharadas de
polvo por cada litro de agua.
Siempre que use insecticidas o plaguicidas lee con cuidado las instrucciones de los envases o paquetes
de los productos mencionados; mismos que se deben conservar en lugares secos y ventilados, fuera del
alcance de los niños o animales y donde no haya forrajes ni otros alimentos. Para asegurar el combate
de las plagas y de las enfermedades aplica cada semana los productos mencionados, suspendiendo la
aplicación 16 o 20 días antes de la cosecha.