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Libro para el Maestro
Ponencia presentada en el Foro sobre Educación y Valores,
organizado por la Coordinación de Investigación y Desarrollo
Académico de la Dirección General de Educación y Cultura del
Estado de Chihuahua
En este documento, la autora revisa
cinco premisas básicas para la educación en valores: la no
neutralidad de esta acción educativa – en tanto siempre
está atravesada por el proceso y esquema valoral de el/la
docente -, la existencia de valores universales que deben
estar presentes en todo proyecto educativo, la lucha contra
la indocrinación, la necesidad social de la formación en
valores y la presencia de distintos enfoques para su puesta
en práctica.
1. En materia de formación en valores, no se
puede ser neutral
. No existe educador que se proponga
formar en valores que no tenga su propio esquema valoral
definido, a partir de lo cual orienta sus actos y los juzga. Es
importante que el educador tenga claro cuál es ese esque-
ma valoral, así como el proceso que le ha venido siguiendo
para definirlo.
.. Solo ello permitirá que el educador sea
respetuoso de los necesarios procesos personales de sus
alumnos en la definición de sus esquemas valorales.
2. Sí existen valores universales
. En contra de las
posturas relativistas, sostengo que existen valores universa-
les que debieran estar presentes en todo esquema valoral
individual (y podríamos decir también cultural)… Estos
valores se construyen históricamente y por lo mismo, son en
cualquier momento dado incompletos y dinámicos.
Su expresión más nítida se encuentra en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
.. De esta forma, valores
universales son: la vida, la dignidad de la persona humana,
la justicia, la libertad responsable, la solidaridad.
.. Estos
valores se enriquecen con los que cada cultura, cada grupo
humano, cada individuo, aporta desde su propia visión del
mundo y desde su propia circunstancia histórica y social.
La formación en valores debe pretender que cada individuo
construya autónomamente su propio esquema valoral
habiendo pasado por un proceso reflexivo de descubrimien-
to de los valores universales, y habiéndolos complementado
desde su propia personalidad y con miras a su propio
proyecto de vida.
3. La indoctrinación es lo contrario de la
formación valoral
. De hecho constituye su antítesis. En
general se acepta que la verdadera formación valoral es
aquella en la que al sujeto se le brindan oportunidades y
apoyos para que, en diálogo y reflexivamente, llegue a
definir, en un largo proceso de años, y hacia el fin de su
adolescencia, siempre de manera incompleta, su propio
esquema de valores y los criterios de juicio correspondientes
a partir de los cuales podrá evaluar sus propios actos y los
de los demás. Sin embargo, debido precisamente a la
fragilidad del desarrollo teórico de los fundamentos de
formación en valores, no siempre son nítidas las fronteras
entre lo que constituye indocrinación y lo que representa
una auténtica formación en valores.
Es importante señalar que la indoctrinación solamente rinde
frutos donde se inhibe u obstaculiza el contacto con lo
diverso, o se magnifica artificialmente, mediante mecanis-
mos propios del racismo y de la xenofobia, el grupo de
referencia al que se pertenece. Cuando la vida en sociedad
efectivamente refuerza los valores transmitidos, éstos
difícilmente se cuestionan. Pero cuando en las interacciones
sociales existe la posibilidad de interactuar con personas
cuyos esquemas valorales son distintos, la reacción natural
del ser humano es cuestionar el carácter absoluto de los
valores en los que fue formado. En un mundo en el que la
diversidad forma parte más que nunca de la cotidianidad,
afortunadamente la indoctrinación es cada vez más ineficaz.
No obstante, vinculada a la xenofobia y al racismo y a otros
prejuicios como el sexismo y la superioridad de la nacionali-
dad propia, la indocrinación sigue estando presente y en
algunos sitios reforzándose.
Cinco premisas sobre formación en valores
(fragmento)
Sylvia Schmelkes.
Formación cívica y ética ciudadana. Antología para maestros
.
Movimiento Ciudadano por la Democracia: 1997. p. 34.