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Libro para el Maestro
ARTÍCULO 9
Nadie tiene derecho a detenernos o a encarcelarnos, a menos que hayamos cometido una falta o un delito y se
sigan los procedimientos establecidos por la ley.
ARTÍCULO 10
Tenemos derechos a condiciones de plena igualdad en un juicio. Éste debe ser justo y realizarse públicamente.
Las personas que nos juzguen deben ser imparciales al impartir la justicia.
ARTÍCULO 11
Si somos acusados de algún delito, tenemos derecho a:
• que se nos juzgue conforme a la ley;
•
contar con todas las garantías necesarias para podemos defender;
•
que se nos juzgue en nuestra propia lengua o contar con un traductor de nuestra confianza;
•
tener un abogado defensor;
•
no ser juzgados por actos que la ley no consideraba delitos cuando los cometimos;
•
no recibir una pena mayor a la vigente cuando se cometió el delito.
ARTÍCULO 12
Tenemos derecho a que se respete nuestra vida privada, nuestra familia y nuestra casa. Nadie tiene derecho a
abrir nuestra correspondencia ni a interferir nuestro teléfono. Nadie tiene derecho a difamarnos o a crear una
mala imagen de nosotros con mentiras. Si lo anterior sucede, tenemos derecho a la protección de la ley.
ARTÍCULO 13
Tenemos derecho a movernos libremente o a vivir en cualquier parte del país. También tenemos derecho a salir
a otros países y a regresar al nuestro cuando queramos.
ARTÍCULO 14
Si hay una razón fundada para pensar que sufrimos persecución en el país, tenemos derecho a salir y pedir a
otro país que nos reciba. Este derecho lo perdemos si se nos persigue por haber cometido delitos comunes o
actos contrarios a la legislación internacional.
ARTÍCULO 15
Tenemos derecho a que se nos reconozca nuestra nacionalidad. Nadie nos puede quitar este derecho sin que
haya alguna razón válida, ni nos puede pedir que solicitemos otra nacionalidad.
ARTÍCULO 16
Al cumplir la mayoría de edad, tenemos derecho a casarnos con la persona que libremente elijamos y formar
nuestra propia familia.
Las mujeres y los hombres deben gozar de iguales derechos respecto al matrimonio, ya sea que estén casados
o hayan decidido separarse.
Nadie tiene derecho a obligar a otra persona a casarse.
El gobierno y la sociedad tienen la obligación de proteger a nuestra familia.