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Para reflexionar
La sexualidad
La
sexualidad
es un conjunto de factores anatómicos, fisiológicos, psicológicos y sociales que determinan
la imagen que tenemos de nosotros mismos: los cambios que experimenta nuestro cuerpo en la pubertad,
nuestras relaciones con amigos y amigas, padres y madres; el papel que desempeñamos como hombres
y mujeres y las diferentes formas de manifestar nuestras emociones.
¿Por qué nos da tanto miedo hablar de sexualidad? Algunos de nosotros desde la niñez aprendimos
que “de eso” no se habla. A otros nos han dicho que la sexualidad sólo debe relacionarse con
reproducción; es decir solamente en el caso de que deseemos tener un hijo [
] Cada vez hay una
mayor aceptación de la importancia que tiene hablar de sexualidad con naturalidad y de la manera en
que se incluyan todos sus componentes; no sólo el reproductivo. Hablar de ella nos lleva también a la
forma en que nos comportamos, el modo en que manifestamos afecto y cómo nos relacionamos con
otras personas.
Susan Pick y Martha Givaudan (2005),
Yo quiero. Yo puedo. Orientación educativa
, p. 96.
La sexualidad está presente desde los primeros momentos de la vida. Los órganos sexuales tienen
reacciones desde que el feto está en el vientre de la madre. [
] Desde la gestación [
], el embrión
desarrolla órganos sexuales masculinos o femeninos. Al nacer se le asigna un sexo en función de la
apariencia de los genitales, pero transcurre cierto tiempo antes de que el niño se identifique con él.
Los niños exploran sus genitales, los tocan, los reconocen y buscan conocer los de otros niños. [
] Así
van descubriendo su cuerpo y el de los demás y van forjando una identidad sexual. Alrededor del año y
medio, los niños y las niñas ya son concientes de las diferencias entre hombres y mujeres y se
identifican con su género, lo cual no determina la orientación sexual que tendrán en el futuro.
Alrededor de los 5 años empiezan a aprender su rol sexual y a darse cuenta de lo que esperan de
ellos, en función de su sexo biológico.
Al llegar a la pubertad, los niños enfrentan una serie de cambios corporales que les generan
ansiedad, dudas y el deseo de reafirmar su individualidad. En la adolescencia se replantean la
identidad sexual. Cada etapa tiene necesidades distintas. Desde pequeños, y hasta la vejez vivimos
este proceso de transformaciones y no dejamos de aprender de él y de sus variantes.
En el transcurso de nuestra vida y de acuerdo con nuestras necesidades, los seres humanos
asumimos y expresamos de diferentes formas la sexualidad. Esta se relaciona con el cuerpo, el sexo
biológico, nuestro desarrollo y las reacciones físicas que experimentamos por la estimulación de los
sentidos y la imaginación.
La sexualidad tiene que ver también con los afectos y vínculos que establecemos con los demás, lo
que aprendemos en una determinada cultura, las expresiones [
] que percibimos como adecuadas o
inadecuadas en un determinado contexto y los sentimientos que todo ello nos produce. [
] se trata
de una dimensión de la personalidad, no sólo de la aptitud de generar una respuesta erótica. La
sexualidad forma parte integral de lo que somos; no podemos desprendernos de ella, ni hacer que
aparezca únicamente a ratos.
No existe un modo universalmente adecuado de vivir la sexualidad, pero sí hay formas que permiten
que su vivencia sea positiva, natural y responsable, libre de culpas, miedos y
tabúes
, dentro de las
relaciones equitativas, de respeto mutuo y constructivas.
Vivianne Hiriart (2005),
Cómo hablar de sexualidad con sus hijos
, p. 14-16.