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7.
Revisen las propuestas del siguiente tema para que busquen la música adecuada, piensen
en la escenografía y vestuario necesarios.
Presenten su trozo de danza ante el grupo y escuchen los comentarios de sus compañeros
para mejorar su creación e interpretación. Los observadores tomen notas para hacer sus
comentarios específicos. Recuerden dar una retroalimentación precisa y objetiva: eviten juicios
descalificadores y adjetivos calificativos negativos. Piensen más bien en describir lo que
observan y que consideran necesario mejorar: la fuerza expresiva, la limpieza de los
movimientos, la dinámica en relación con la temática, el contraste en las frases, etcétera. Los
observadores tomen notas de los comentarios de otros grupos, pues los utilizarán en las
siguientes actividades.
Realicen una actividad de enfriamiento al finalizar cada clase o ensayo.
1.2 Incorporación de otros lenguajes artísticos a las producciones
En diferentes momentos hemos insistido en la importancia de considerar otros lenguajes
artísticos en la producción de la obra dancística. Revisemos brevemente algunas de las
aportaciones de esos lenguajes, ya sea como inspiradores o como elementos integradores de la
obra.
La danza es un arte autónomo que no necesita de ningún otro lenguaje artístico para crear
sentido y significación: el movimiento se basta a sí mismo para dicha creación. La
danza
absoluta
ha sido una prueba de ello. Sin embargo, con frecuencia la integración de uno o más
lenguajes enriquece la creación y ayuda al espectador en la traducción de las ideas,
sentimientos y sensaciones que el coreógrafo desea comunicar.
Uno de los lenguajes de mayor afinidad para la creación de la obra dancística es la música. A lo
largo del proceso creativo te has preparado para seleccionar la música más adecuada a los
movimientos creados, tomando en cuenta tanto la temática como la calidad de los movimientos.
En otros momentos has acompañado tus movimientos con efectos sonoros y en otros más, con
la voz. Revisemos el uso de estos recursos.
La danza puede prescindir de la música, pero no del ritmo: éste es inherente al movimiento. En
una danza sin música, en silencio, el ritmo se pulsa en el cuerpo (Blom y Chaplin, 1996:194).
De modo que, al crear ritmos en nuestro cuerpo, creamos una música interna. El músico
contemporáneo Bobby McFerrin es un buen ejemplo del uso del cuerpo para la creación de
ritmos y de música. Tiene un amplio rango vocal de voz, la que utiliza para crear efectos de
sonido. Es famosa su recreación de un bajo (instrumento musical de cuerdas), que logra
cantando y golpeando suavemente su pecho.
José Limón, destacado bailarín y coreógrafo mexicano,
creó la imagen del cuerpo como una
orquesta para impulsar a sus estudiantes a explorar su cuerpo. Utilicemos esta idea y
pensemos en los múltiples sonidos que se pueden generar con las partes del cuerpo. Piensen
en la idea de agrupaciones como en la música. Un cuarteto de cuerdas: violines, violas,
violonchelo y contrabajo. O bien uno de viento: trompeta, clarinete, saxofón y flauta o bien de
percusiones: claves, tambores, cascabeles.
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