ESPAÑOL
III
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ASTOLFO:
[Aparte]
Yo haré que el retrato salga
del pecho, para que entre
la imagen de tu hermosura.
Donde entra Estrella no tiene
lugar la sombra, ni estrella
donde el sol; voy a traerle.
(Perdona, Rosaura hermosa,
este agravio, porque ausentes,
no se guardan más fe que ésta
los hombres y las mujeres.)
[Vase.]
(Adelántase ROSAURA.)
ROSAURA:
[Aparte.]
(Nada he podido escuchar,
temerosa que me viese.)
ESTRELLA:
¡Astrea!
ROSAURA:
Señora mía.
ESTRELLA:
Heme holgado que tú fueses
la que llegaste hasta aquí;
porque de ti solamente
fiara un secreto.
ROSAURA:
Honras,
señora, a quien te obedece.
ESTRELLA:
En el poco tiempo, Astrea,
que ha te conozco, tienes
de mi voluntad las llaves;
por esto, y por ser quien eres,
me atrevo a fiar de ti
lo que aun de mí muchas veces
recaté.
ROSAURA:
Tu esclava soy.
ESTRELLA:
Pues, para decirlo en breve,
mi primo Astolfo (bastara
que mi primo te dijese,
porque hay cosas que se dicen
con pensarlas solamente)
ha de casarse conmigo,
si es que la fortuna quiere
que con una dicha sola
tantas desdichas descuente.
Pesóme que el primer día
echado al cuello trajese
el retrato de una dama;
habléle en él cortésmente,
es galán, y quiere bien;
fue por él, y ha de traerle
aquí; embarázame mucho
que él a mí a dármele llegue.
Quédate aquí, y cuando venga,
le dirás que te le entregue
a ti. No te digo más;
discreta y hermosa eres:
bien sabrás lo que es amor.
[Vase.]
ESCENA XIII
ROSAURA:
¡Ojalá no lo supiese!
¡Válgame el cielo! ¿quién fuera
tan atenta y tan prudente
que supiera aconsejarse
hoy en ocasión tan fuerte?
¿Habrá persona en el mundo
a quien el cielo inclemente
con más desdichas combata
y con más pesares cerque?
¿Qué haré en tantas confusiones,
donde imposible parece
que halle razón que me alivie,
ni alivio que me consuele?
Desde la primer desdicha
no hay suceso ni accidente
que otra desdicha no sea;
que unas a otras suceden,
herederas de sí mismas.
A la imitación del fénix,
unas de las otras nacen,
viviendo de lo que mueren,
y siempre de sus cenizas
está el sepulcro caliente.