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Libro para el Maestro
“La condición esencial del ámbito
moral es que los seres humanos tengan la capacidad de
elegir, de modo libre y responsable, entre opciones
diferentes; esto es lo que constituye el ámbito moral como
específico del ser humano; si no hubiera libertad
responsable, el orden moral no existiría. Y lo que hacen los
enfoques filosóficos de la ética es intentar fundamentar esa
responsabilidad.
Es el propio del ser humano no estar plenamente
determinado en todas sus acciones, como lo están otros
seres vivos en función de sus instintos; se ha dicho que es
una especie “no fijada”, que experimenta en sí mismo
ambivalencias, dualidades, posibilidades de opción entre
varias alternativas. Por la indefensión en que nace, requiere
que se le proteja, más que muchas otras especies; las
circunstancias adversas en que se desenvuelve le plantean
retos que debe superar para sobrevivir. Pero más allá de la
simple sobrevivencia y de su integración al grupo,
experimenta un profundo deseo de autorrealizarse como ser
humano escogiendo las mejores opciones a su alcance; así,
además de los retos que el entorno le impone, él se plantea
otros retos, otras metas de realización personal.
Pese a las múltiples determinaciones físicas, psicológicas y
culturales, los seres humanos tienen conciencia de disponer
de un cierto grado de libertad para optar entre esas
posibilidades de realización, y experimentan que son
responsables de las acciones que realicen ejercitando esa
libertad. Este sentido de una responsabilidad personal
intransferible por la que debemos “responder” (dar
respuesta, dar cuenta de ella ante nosotros mismos, aun
cuando se trate de actos que nadie más conozca); es el
núcleo del orden moral.
Plessner ha hablado de una “excentricidad” esencial al ser
humano que se detecta incluso en su sustrato biológico,
pero sobre todo en el psicológico; tiene que “construirse a sí
mismo”, y es en ese desequilibrio o tensión entre su ser y su
acción donde se abre el espacio de su libertad (Berger y
Kellner,1985, p. 134). El ser humano es a la vez sujeto y
objeto para sí mismo, y en su conciencia procesa el ir y venir
entre ambas perspectivas.
Decimos que este ámbito de los actos libres y responsables
es específico de los seres humanos, y aún más: que es de la
capacidad de realizar dichos actos libres y responsables de
lo que depende la dignidad intrínseca de toda persona,
independientemente de su sexo, raza, religión, condición
social o pertenencia a una cultura determinada. Por su
capacidad de autoconstruirse, de decidir responsablemente
cómo conducir su vida, toda persona tiene un valor en cierta
forma absoluto; no puede ser sometida ni explotada ni
utilizada como medio por otra persona, sino que posee una
especial preeminencia que la hace sujeto de derechos
inalienables.
Conviene hacer una distinción entre lo que llamaremos
orden moral en sentido amplio y en sentido estricto. De
modo general, la capacidad de realizarse con libertad y
responsabilidad como persona puede aplicarse a muchas
decisiones, ya que en la vida se pueden elegir bienes
diversos que contribuyen a la p.ropia realización. Un padre
de familia, por ejemplo, si dispone de algunos recursos
económicos, se plantea la conveniencia de enviar a sus dos
hijos a estudiar en un país extranjero; pondera las ventajas
y riesgos, y finalmente, convencido de que esa experiencia
les será provechosa, toma la decisión, conjuntamente con su
esposa, de enviarlos; como padre de familia cree hacerles un
bien a sus hijos pero además cree realizar mejor su vocación
y sus obligaciones de padre al asumir esa decisión. Otro
ejemplo: una madre cuyos hijos ya se valen por sí mismos
decide inscribirse en un curso de enfermería para trabajar
en un hospital; al decidirlo considera que así se realizará
mejor como mujer en esa etapa de su vida. En ambos casos
se trata de decisiones libres y responsables tomadas en
El orden moral
Pablo Latapí Sarre.
La moral regresa a la escuela.
Una reflexión sobre la ética laica en la educación mexicana
. México:
CESU
, Plaza y Valdés Editores, 1999, pp. 27-30.