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HISTORIA
II
La Ciudad de México
sufrió diversas inundacio-
nes durante el siglo
XVII
,
pero la de 1629 fue la de
mayores dimensiones. Se
responsabilizó de ella a
las autoridades virreina-
les que, por ahorrar gas-
tos, habían suspendido
las obras de desagüe de
la ciudad. Las condiciones
de la capital durante
estos años hicieron
considerar la posibilidad
de trasladarla fuera de
los islotes, pero la idea
no progresó debido a los
intereses creados por las
distintas corporaciones
novohispanas. La imagen
muestra el Tajo de Nochis-
tongo que se reparó du-
rante esta inundación por
Enrico Martín. Éste era su
estado en el siglo
XIX
.
En consecuencia, el virrey se vio obligado a transformar el repartimiento en 1632
con el fin de poder continuar el desagüe y limpieza de la capital, y de dar una salida a
la presión de los pobladores. Así se consolidó el trabajo libre, en el que los trabajadores
y sus patrones llegaban a acuerdos sobre el pago de un salario a cambio del desarrollo
de determinadas tareas.
Esto coincidió con la fragmentación de los pueblos de indios, los cuales, desde la
implantación de los cabildos indígenas y las congregaciones realizadas por el descenso
demográfico, estaban en proceso de transformación. Los lazos que tradicionalmente
habían unido a los pueblos se estaban debilitando y comenzaban a fortalecerse ciertos
rasgos de hispanización en una buena parte de ellos.
Recuerda…
En 1549, la Corona estableció el repartimiento, que era una distribución de mano
de obra a la que estaban obligados los pueblos de indios como parte del tributo
que debían dar. Los corregidores eran los encargados de decidir cuántos y a
dónde iban los indios de repartimiento. Ésta fue una de las medidas de la Corona
para debilitar el poder de los encomenderos.
Uno de los factores que contribuyeron al desarrollo económico fue la difusión del
uso de la moneda que durante el siglo anterior era escasa; otro, el desplazamiento del
tributo de los pueblos de indios como principal fuente de riqueza, pese a que la mano
de obra indígena siguió siendo fundamental para la economía. De hecho, una inunda-
ción en la capital del virreinato dio pie a una transformación importante.
La inundación de 1629 —que se prolongó por cinco años—, no sólo afectó las
viviendas, los comercios, los edificios de gobierno y demás espacios de la ciudad, sino
que frenó el desarrollo económico y desencadenó enfermedades y movilizaciones de
población. La gran demanda de mano de obra para rehabilitar la capital provocó que se
hiciera irregular el
repartimiento
al resto de los pobladores y que estos se quejaran y
presionaran a las autoridades.