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está, por ejemplo, en la tonalidad de fa mayor, nos referimos a que está basada en los
sonidos de la escala de fa mayor (fa, sol, la, si
b,
do, re, mi, fa), pero que a lo largo de la obra
pueden aparecer muchos otros sonidos (mi
b,
re#, do#, etc.), sin que esto cambie la tonalidad
de la obra.
Siguiendo el mismo ejemplo, la
escala
de fa mayor es la disposición ordenada de esas
notas: fa-sol-la-si
b-
do-re-mi-fa; si yo toco las notas fa-la-si
b
-re-do-mi-si
b
estoy tocando notas
de la escala, pero no la escala, estoy usando las notas de la escala de fa mayor para mi obra
musical, lo cual la ubica en la
tonalidad
de fa mayor. Podemos entender a la tonalidad como
el eje de gravedad que domina a una pieza.
El primer grado de la escala (de cualquier escala, ya sea mayor o menor) es el grado más
importante, nos da una sensación de reposo que hace que, aunque nunca hayamos
escuchado una cierta melodía, sabemos que ha terminado porque sentimos el reposo al
llegar a la tónica. Es la nota que atrae a las demás y por eso se le llama también
centro
tonal.
Como dijimos, recibe el nombre de
tónica
pues da el nombre a la tonalidad, si el primer
grado de la escala o
tónica
es la nota fa, la tonalidad es de fa (puede ser fa-mayor o fa-
menor dependiendo de en qué escala se base). Observa diferentes canciones tradicionales y
fíjate como la nota en la que terminan (en la gran mayoría de los casos) es la tónica.
Estos son los nombres que reciben los grados de la escala:
1
tónica
2
super
tónica
3
mediante
4
sub-
dominante
5
dominante
6
super-
dominante
7
sensible
Los acordes también reciben el mismo nombre de la nota sobre la que están construidos: un
acorde cuya fundamental es el grado 4 recibe el nombre de acorde de sub-dominante,
etcétera. El acorde de dominante es un acorde que también atrae a los demás, nos da una
sensación de reposo pero no definitiva, que nos deja esperando algo más.
El enlace de los acordes, es decir, la secuencia, la forma como pasamos de un acorde a
otro, ha sido objeto de estudio por más de doscientos años. Desde mediados del siglo
XVIII
ya existían tratados de armonía donde se especificaba qué acorde debía seguir a qué otro,
cuáles intervalos estaban permitidos, en qué dirección se podían mover las distintas voces,
etcétera. El dominio de todas estas reglas, que como materia de estudio reciben el nombre
de
Armonía
, requiere meses de estudio y práctica. Si quieres profundizar sobre este aspecto
de la música te recomendamos los libros de Paul Hindemith y de Rimsky-Korsakov que
aparecen en la bibliografía.
Si bien las reglas sobre la formación y enlace de los acordes se han modificado al paso del
tiempo, existen ciertas secuencias armónicas que se han mantenido, tanto en la música culta
como en la popular y en la tradicional.
De estas secuencias, las más frecuentes son las que utilizan a los acordes de los grados I,
IV y V (tónica, subdominante y dominante). Muchas veces se utilizan al final de una frase
musical, como una cadencia. Las
cadencias
son conclusiones armónicas de un pensamiento
musical.
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