62
Regresó entonces adonde la niña y le preguntó otra vez:
—Niña bonita, niña bonita, ¿cuál es tu secreto para
ser tan negrita?
La niña no sabía, pero inventó:
y pasó toda la noche haciendo pupú. Pero
no se puso nada negro.
Cuando se mejoró, regresó adonde la niña
y le preguntó una vez más:
—Niña bonita, niña bonita, ¿cuál es tu
secreto para ser tan negrita?
—Ah, debe ser que de chiquita comí
mucha uva negra.
El conejo fue a buscar una cesta de uvas
negras y comió y comió hasta quedar
atiborrado de uvas, tanto, que casi no
podía moverse. Le dolía la barriga